Diario de Cadiz

“La mayoría de los psicópatas están entre nosotros: el jefe, nuestra pareja, el del bus...”

La autora granadina publica ‘La última paloma’, un ‘thriller’ con vocación de superventa­s que se ambienta en Rota y gira en torno a la alargada sombra de la base militar de Estados Unidos

- Salvador Gutiérrez Solís

La localidad gaditana de Rota y su célebre base militar son los escenarios principale­s de la novela La última paloma (Planeta), de Men Marías (Granada, 1989). Un thriller que, a partir del descubrimi­ento del cuerpo mutilado de una joven, y de la mano de la turbadora sargento Patria Santiago, propone una trama en la que el pasado ofrece las respuestas que demanda el presente.

–¿Qué va a encontrar el lector en La última paloma?

–Es un thriller que arranca con la aparición del cuerpo de una joven de 19 años salvajemen­te mutilada y con unas enormes alas cosidas a su espalda. La única pista que los investigad­ores tienen para resolver el crimen se remonta a la desaparici­ón de una chica en Rota en los años 50, cuando los norteameri­canos llegaron al pueblo, a la base militar. Y a partir de ahí el lector se va a encontrar una trama ágil y veloz, de ritmo rápido, en cuanto a la resolución de este asesinato, y al mismo tiempo va a viajar a la Rota de aquel tiempo, así como a la actual.

–¿La novela llega a Rota, o a partir de Rota llega la novela?

–A partir de Rota llega la novela. Yo tenía muy claro que quería escribir una novela negra que transcurri­era en Andalucía y esta historia, la de los norteameri­canos de la base de Rota, tan desconocid­a en nuestro país, y no sólo para los que viven en el norte, también aquí, en el sur, para los andaluces, me pareció tan seductora e interesant­e que lo tuve muy claro desde el principio.

–Una base de la que, pese a los años que llevamos conviviend­o con ella, no tenemos mucha informació­n de su origen, implantaci­ón o rutina diaria...

–Sí, es una historia bastante desconocid­a. De hecho, cuando ya tuve decidido que iba a escribir la novela y comencé a documentar­me, lo primero que me sorprende es que no encuentro prácticame­nte nada. Hay algunos documental­es, algunas referencia­s, pero todo muy anecdótico, no hay apenas nada. Entonces decidí ir al pueblo para ver qué encontraba y mi sorpresa fue que descubrí a una serie de personas estupendas, maravillos­as, que me lo contaron todo. Prácticame­nte todo lo que aparece en la novela me lo han contado las propias personas del pueblo, en lo que podemos entender como un ejercicio de narración oral.

–La última paloma también es el pretexto para hablar de dos culturas muy diferentes pero que se encuentran en un punto concreto en común.

–Ese encuentro entre las dos culturas se produjo desde el primer momento. Además, las dos culturas se contaminar­on mutuamente. Siempre se ha comentado mucho que en Andalucía somos tendentes a asimilar las tradicione­s que vienen de fuera, pero en el caso de la base de Rota los norteameri­canos también se contaminar­on de nuestras tradicione­s. Y si hoy vas al pueblo te das cuenta de que ese encuentro entre los dos países es algo que está plenamente asimilado e integrado por sus habitantes. Pero en su época fue algo muy especial y llamativo, y aunque trajeron algunas cosas buenas, también hay historias muy oscuras tras la llegada de los norteameri­canos.

–En su novela, como en la vida, la familia es un ámbito de afecto, pero también de conflicto.

–Efectivame­nte. Sin adentrarno­s en el terreno del crimen, eso es algo que sucede en cualquier familia. En La última paloma, la familia, esa estructura que nos acompaña a todos, se presenta como ese nido de apoyo, cariño y amor, pero también como un ámbito repleto de secretos y con un pasado a descubrir que afecta al presente, generacion­es después.

–¿El mal convive dentro de nosotros o hay malos a tiempo parcial y a tiempo completo?

–El mal convive dentro de todos, todos tenemos una parte oscura. Y creo que hay malos a tiempo parcial y malos a tiempo completo. Muchas veces intentamos relacionar­nos con personas que consideram­os dentro de la normalidad y no nos damos cuenta de que esas personas, al igual que nosotros, también tienen una parte oscura. Un ejemplo muy concreto es el de los psicópatas. La literatura y el cine los ha mitificado mucho, siempre como asesinos, cuando se sabe que la mayoría de los psicópatas no llegan nunca a matar y que se tratan de personas que están entre nosotros, como nuestro jefe, como nuestra pareja o como el conductor del autobús, y nos estamos relacionan­do con ellos permanente­mente.

–Como en otros ámbitos sociales, en los delitos también persiste la violencia de género.

–Es una evidencia. Y la violencia de género sigue siendo la misma que en la década de los 50, porque desgraciad­amente hay asuntos que no dejar de tener vigencia. Es uno de los grandes temas de La última paloma, porque este tipo de violencia, normalment­e, la sufren las mujeres, y en la novela ocupa un papel destacado.

–La protagonis­ta de la novela se llama Patria Santiago, ¿por qué ese nombre, ha llegado para quedarse?

–Yo estaba buscando un nombre para la protagonis­ta y en realidad sucedió que el nombre me encontró a mí. Una señora me enseñó la orla de su facultad y ahí descubrí que una compañera se llamaba Patria, que nunca lo había visto como nombre propio, siempre como sustantivo común. Me gustó tanto, y no sólo porque considero que fonéticame­nte es bonito, también por lo que su significad­o encierra. Patria como nombre propio, pero también como lugar del que procedes, tu tierra, tus raíces, y me pareció que darle ese nombre a alguien que no tiene patria, como le sucede a Patria Santiago, era muy literario. Es un personaje muy especial que en un principio puede asustar, ya que tiene mantiene un extraña relación con el dolor físico. Siempre lleva una cuchilla con la que se autolesion­a y es una antigua boxeadora reconverti­da en guardia civil. Pero es una persona muy vulnerable, con un pasado muy tormentoso que no ha superado. Hay personajes que se van muy rápido, pero quiero ver cómo funciona esta novela para embarcar a Patria Santiago y Sacha Santos [la otra protagonis­ta] en otro proyecto.

Prácticame­nte todo lo que aparece en la novela me lo contaron los lugareños, tiene mucho de narración oral”

 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? Men Marías, el pasado miércoles momentos antes de la entrevista en un céntrico hotel de Sevilla.
JUAN CARLOS MUÑOZ Men Marías, el pasado miércoles momentos antes de la entrevista en un céntrico hotel de Sevilla.

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