“Falló el sistema y los efectos fueron trágicos”
TANIA BALLÓ. ‘EL CASO WANNINKHOF-CARABANTES’ ● Netflix estrena el documental sobre la errónea pena contra Dolores Vázquez antes de ser detenido Tony King
–¿Por qué se decidió a abordar este caso?
–Tenía la necesidad de plantear la revisión de un fallo del sistema. Fui espectadora del caso, con aquella imagen de la detención de Dolores Vázquez, que me impactó, y había algo que me perturbaba. Unos años después ocurre lo de Sonia Carabantes, se encuentra a Tony King y estalla todo. Todo eso me fue acompañando durante años, con la idea de trabajar esta historia. Era un género difícil de producir en la industria española; tenía claro desde qué punto de vista quería contarlo y para mí eso era irrenunciable. Luego Netflix y la productora Brutal Media hicieron posible lo que yo quería: una propuesta ref lexiva y analítica pero siempre desde un inmenso respeto a las víctimas trágicas de esta historia, Rocío, Sonia, sus familias y Dolores Vázquez.
–El estilo del documental es muy sobrio, con una narración casi invisible.
–No me habría imaginado otra forma. Tengo tan presentes a las víctimas que no me era posible hacerlo desde el otro lado. Tampoco me interesaba. Está de moda el true crime (del que soy seguidora), pero no me siento cómoda ahí. Formalmente he tenido una ventaja importante: al ser un caso cerrado, no tenía voluntad de investigar, de ejercer de detective, me he alejado de esa línea y de toda imagen escabrosa.
–¿Qué falló?
–Falló el sistema y los efectos fueron trágicos, no sólo porque no se respetó la presunción de inocencia de Dolores Vázquez y por su linchamiento mediático. La consecuencia más trágica fue el asesinato de Sonia Carabantes.
–¿Cómo se analiza hoy algo que ocurrió hace 20 años?
–Hay que pensar cómo eran la España y la Europa del 2000 y anterior, porque Tony King llega a España en el 97, casado y con una hija. No había protocolos para controlar a los delincuentes sexuales una vez cumpliesen su condena, no había una base de ADN común para Policía y Guardia Civil… Pero también fallaron otras cosas. Al menos ahora a los crímenes pasionales se los llama como lo que son: crímenes machistas. Los asesinatos de Rocío y Sonia son asesinatos machistas.
–A Dolores Vázquez se la condena sin pruebas, sólo con indicios.
–El corte de la rueda de prensa que ella da a la puerta de su casa es tremendo, cuando dice que puede entender que se la detenga como sospechosa (desde el momento en que se concibe como un mal llamado crimen pasional, se entiende que la víctima conoce a su agresor). Pero a partir de ahí ella dice que le contaron todo lo que le iba a pasar, y se cumplió. Ahí te das cuenta de que se necesitaba ese relato, ves cómo actuaron todos los agentes necesarios para lograr el convencimiento de la opinión pública. Descartaron otras líneas de investigación y eso llevó a otra tragedia.
–¿Alicia Hornos, madre de Rocío,, fue uno de esos agentes?
–Ella también es una víctima, se la utilizó y nadie la protegió. Se la lanzó sin piedad a un circo porque era una voz necesaria para terminar de convencer de ese relato que se estaba construyendo. A ella se le contó una historia, no fue ella quien señaló o denunció a Dolores Vázquez.
–La investigación les llevó a Inglaterra, a rastrear las víctimas de Tony King antes de venir a España.
–La idea era dejar claro que esto no era simplemente el caso Wanninkhof, que iba más allá. King era un sujeto que arrastraba otras víctimas que debían tener voz. Todos estos casos son crímenes de género, víctimas de un agresor sexual que al final acaba matando. No quería revictimizarlas y tuve la suerte de encontrar a mujeres serenas, fuertes, que trabajan para superar su trauma y que ganas de contar su historia.
–¿Qué papel ocupamos en toda esta historia los espectadores, los ciudadanos?
–Debemos ser más críticos con el lugar desde el que nos posicionamos como espectadores. Por eso evito toda imagen escabrosa. Esa exposición hace que el espectador sienta que esa intimidad le pertenece, y no es así. Hay información, pero llega un punto en que la información pasa a ser manipulación de la opinión pública. No soy periodista y no quiero dar lecciones; hablo como ciudadana, y como ciudadanos también tenemos responsabilidad sobre a qué damos audiencia.
–Aparte de los protocolos policiales y judiciales, ¿qué ha cambiado en estos 20 años?
–Un relato tan homófobo no sería posible hoy, pero en cuanto a todo lo demás, la cosa sigue. Debemos seguir contra la violencia machista y, sobre el punto de vista mediático, espero que un día se deje de alimentar ese tipo de tratamientos, esa apropiación de la intimidad ajena.