Fotos de Lourdes de Vicente y Fito Carreto en el Archivo Covid nacional
8.533 instantáneas de 385 autores muestran la memoria del confinamiento en el país
La mayor plataforma fotográfica dedicada a la pandemia acaba de nacer con el firme objetivo de preservar la memoria del confinamiento. Se trata de una iniciativa sin ánimo de lucro que recoge una memoria visual colectiva de libre consulta sobre la crisis del coronavirus, en la que se integran un total de 8.533 fotografías de 385 autores, entre ellos los fotógrafos de Diario de Cádiz Lourdes de Vicente y Fito Carreto. El archivo será conservado en la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid.
Así, entre las imágenes publicadas en este medio que han sido seleccionadas se ref lejan momentos como la soledad de las calles en pleno confinamiento, los aplausos diarios a los sanitarios y la triste distancia con los familiares más queridos a las que se enfrentaron todos los españoles cuando se declaró el Estado de Alarma.
En el archivo también se recogen fotografías de otros profesionales de la provincia o muy vinculados a ella como son Emilio Morenatti, Juan Carlos Toro, Gonzalo Höhr y Javi Fergo.
La plataforma ha sido creada y producida por un extenso colectivo de profesionales españoles de la fotografía y el vídeo documental y la Universidad de Alcalá, por su parte, será la encargada de preservar y divulgar este abundante material de gran calidad realizado por profesionales de todo el país.
Cuando se declaró el primer estado de alarma, en marzo de 2020, cientos de fotoperiodistas, videoperiodistas y documentalistas salieron a la calle para documentar la crisis, pero se encontraron con un bloqueo informativo sin precedentes. No se podía acceder a hospitales, residencias de ancianos, cementerios o cualquier otro lugar desde el que poder mostrar los efectos del nuevo virus y la situación a la que nos enfrentábamos, así que la ausencia de imágenes dificultaba la comprensión de lo que pasaba.
En ese contexto, el fotoperiodista Santi Palacios decidió crear el Archivo Covid para, de este modo, visibilizar una realidad que era difícil de documentar. Entre los motivos que le empujaron a ello también figura que la industria solo publica una mínima parte de las imágenes que producen los profesionales; porque el ritmo frenético de la información conduce a que las imágenes parezcan caducar cada noche y porque, por vez primera, todos los periodistas que estaban trabajando lo hacían sobre un mismo tema, de forma directa o indirecta. A esas circunstancias se unió la falta de espacios para reflexionar sobre unas fotografías producidas con vocación de perdurar.