OTRO ANTIFRANQUISMO
DE Franco no se puede hablar. No se puede hablar… bien. De Franco no paran de hablar los del Gobierno y afines, pero fatal. Pretenden la exclusiva. Lo exhumaron dándole una importancia simbólica al acto que no ha podido dejar de llamar la atención de los más jóvenes. Ahora lamentan que haya muchachos que recuerden a Franco. ¿Qué querían?
Como saben los taurinos, lo importante es que hablen de uno, aunque sea bien. Si hablan mal, mejor: más marketing. A aquello del Valle de los Caídos se une, según me cuentan, que, en un videojuego de gran predicamento, uno de los malvados es Francisco Franco. Parece mentira que las fuerzas del progreso, con la atracción fatal que han sentido siempre hacia los malos de película o de realidad, no viesen venir que despertaría la curiosidad entre los usuarios. La derecha de los últimos cuarenta años tampoco es inocente. Le mentaban a Franco y parecía la kryptonita: se reblandecían. Ese poderoso efecto nigromántico también habrá intrigado a la juventud.
Recuerdo un chiste del Diario de cuando la gripe aviar. Se veía a uno paseando por la calle llevando una gallina de la correa: “Ésta mete mucho más miedo que el
No basta con escandalizarse mucho porque un jovenzuelo haya dicho “Viva Franco”; urge actuar
pitbull”. En ese vídeo que ahora escandaliza a tantos en que un muchacho en una clase dice: “Viva Franco” hay bastante de sacar a pasear la gallina del chiste. Los que se escandalizan, huy, huy, le dan la razón.
Por supuesto, hay más. Cualquiera que pise la calle y oiga las conversaciones de la gente lo sabe. Se hacen comparaciones y se sacan sus cuentas. Desde luego, en la liga de la homologación de los sistemas, Franco lo tiene chungo. Lo suyo era una dictadura y ahora vivimos en la Democracia que-nos-hemos-dado. Luego hay comparaciones imposibles porque parten de cosmovisiones enfrentadas. Por ejemplo, el aborto. Si se piensa que es un asesinato, con Franco no había; si se piensa que es un derecho humano, con Franco no había.
Las comparaciones, aunque tan odiosas, funcionan en el nivel del PIB, en la potencia industrial, en el acceso a la vivienda, en el empleo y esas cositas. Si queremos explicarnos del todo el “viva Franco” del chaval hay que sumarlas al potente efecto “gripe aviar”.
¿Aun así es inaceptable? Propongo un nuevo antifranquismo, ya que el usado hasta ahora está fracasando estrepitosamente. 1) Dejen de denostar a Franco: eso es fósforo (y gasolina) para la memoria; y 2) mejórenle su historial socioeconómico. Ya está.