Policía locales protestan contra la suspensión de sueldo a 12 agentes
● Se concentraron frente a la Jefatura para rechazar el expediente abierto por el área de Personal
Funcionarios policiales del sindicato UPLBA se concentraron ayer frente a la Jefatura de la Policía Local para protestar contra la sanción impuesta a 12 agentes por el Ayuntamiento, como medida disciplinaria por no prestar servicio en la calle durante varios meses de 2021, al carecer de pantalones e indumentaria reglamentaria para ello.
Los agentes, algunos con más de 38 años de servicio, han sido sancionados con suspensión de empleo y sueldo durante 56 días y están en sus domicilios cumpliendo el dictamen del área de Personal, cuya aplicación inmediata se ha ordenado por parte de Alcaldía pese a haber sido recurrida la sanción por vía Contencioso-Administrativo.
Tras la protesta, el sindicato emitió un comunicado, en el que “lamenta profundamente que el alcalde Germán Beardo haya elegido desde hace tiempo la confrontación con los trabajadores, en vez de intentar el dialogo”.
“El alcalde, a través de su más que cuestionada teniente de alcalde Marina Peris, ha ordenado la aplicación en estos momentos de la sanción disciplinaria a los agentes de este cuerpo, motivada por el pataleo y la ineficacia de una Administración Local que permitió tener al 80% de la plantilla sin trabajo efectivo durante más de cinco meses en 2021, por no cumplir con su obligación de facilitar a los agentes el vestuario necesario”.
Desde la UPLBA, “sospechamos que con esta decisión solo se pretende desviar la atención ciudadana para camuflar la falta de gestión ante los graves problemas que presenta la plantilla policial y que después de tres años de gobierno ha sido incapaz de atajar, ni siquiera de iniciar”.
La aplicación de la sanción disciplinaria está recurrida en los Juzgados de lo Contencioso Administrativo de Cádiz, “en espera de ser resuelta, debido al gran número de deficiencias detectadas, tanto en las formas como en el fondo de la instrucción de los expedientes, que indica que lejos de perseguir la legalidad, el alcalde quiere conseguir su momento de gloria tomando una decisión digna de los mejores dictadores de la historia, ya que la espera a ser resuelto en los tribunales, lejos de perjudicar a la administración, permitiría contar con más agentes en activo, sin tener que devolver cantidades económicas ni días a estos agentes si los juzgados, como es de esperar, resuelven que nunca debieron ser expedientados por pedir a su Ayuntamiento herramientas de trabajo”, afirma el sindicato policial.
Señalan además que “la forzada decisión tomada por nuestro alcalde de ordenar que se inicie la aplicación de la sanción interpuesta, no ha contado con el visto bueno ni de los técnicos de Personal, ni de la asesoría jurídica, ni del propio Intendente Mayor de esta plantilla, que le aconsejaban esperar a la futura resolución final en el Contencioso, dejando entrever con ello, que al insistir en dicha aplicación la única y arbitraria intención que tiene el alcalde, es buscar la obtención de algún rédito político”.
Para el sindicato, Germán Beardo “debería mostrar a la ciudadanía su neutralidad a la hora de aplicar justicia, debiendo haber empezado por expedientar al Intendente Rafael Muñoz, funcionario público que ha mostrado en infinidad de ocasiones ser merecedor de la apertura de algún que otro expediente disciplinario. Es mucho más fácil para el alcalde, buscar entre sus allegados políticos a alguien que se prestara a castigar injustamente a los trabajadores sin galones, por eso se desplazó a Algeciras para traer al “mejor” de los instructores de Expedientes Disciplinarios, el superintendente de la Policía Local de la Jefatura algecireña, el cual de manera ejemplarizante, usando criterios más que discutibles, le puso en bandeja la cabeza de varios agentes de policía de El Puerto de Santa María, pero cuando le buscaron nuevamente para intentar expedientar al problemático Intendente Rafael Muñoz, declinó la invitación, ya que entre iguales es mucho más difícil aprovecharse de sus galones y de sus simpatías política para desenvolverse como ‘Instructor ejemplar’”.
Por último, la UPLBA acusa al alcalde Germán Beardo de “difundir la noticia de los expedientes para demostrar su gallardía política”, mientras las deficiencias en la Jefatura y la falta de policías locales en las calles con sus equipamientos “no han sido corregidas, problemas que intenta continuamente ocultar, vendiendo humo, haciendo alarde del calificativo cariñoso por el que se le conoce, símil de un personaje de dibujos animados que le crecía la nariz cuando mentía”.
La UPLBA está convenida de que “ganaremos en los tribunales lo que nunca debió de llegar a ellos, todo por la falta de gestión, voluntad política y capacidad negociadora de German Beardo”.
DESDE la vida que me ha tocado vivir, siempre con trabajo y una familia dispuesta a ayudarme con los hijos, no me siento capaz de emitir juicios sobre materias que nunca tuvieron que cruzarse por mi cabeza, como el caso del aborto. Luego no es del aborto en sí de lo que quisiera escribir sino del caos de algunas decisiones políticas.
Tras este arranque deseo opinar que respeto la vida porque amo la vida. Asumo que esto es así porque me enseñaron en casa y en el colegio, a comprender y aceptar valores humano-cristianos.
Cuando leo en las noticias las soluciones que se pretende dar a las muchachas para quitarse el problema de la maternidad no deseada me planteo, como tantos de ustedes, si el problema está ahí y, sobre todo, a dónde queremos llegar.
Algunos padres, en un intento de no “manipular” las mentalidades de los hijos, dejan de enseñarles reglas, por miedo a que estas coarten su libertad. Crecen conociendo al dedillo sus derechos, lo cual está bien, pero no hay consecuencias si incumplen obligaciones como estudiar o tener un horario. No asumen su culpa si suspenden.
Nadie les controla el tiempo en que están frente a las pantallas ni lo que ven. La falta de control paterno hará que demasiados jóvenes acaben normalizando los juegos violentos y accedan fácilmente a la ludopatía o a la pornografía.
Y en este caos en el que están zambullidos, cuando se alejan de la seguridad de la guarida, demasiados juegan a no tener límites. ¿Quién asume las consecuencias de algunas decisiones equivocadas?
Se está dotando a las jóvenes de la libertad de abortar como si eso no fuera a tener consecuencias en su vida posterior. Como si la vida de los no nacidos, no fuera importante. Como si ellas, las jóvenes, carecieran de conciencia.
Por último: los hacemos mayores para algunas decisiones. Para otras no. ¿Qué castigo tienen los que pincharon a las compañeras? ¿Y quienes venden alcohol a los menores?
Repito: ¿hasta dónde queremos llegar?
Ser padre es una responsabilidad enorme que se intensifica en la adolescencia.
Enseñar valores a los hijos y hacerlos responsables es imprescindible.