El pequeño comercio clama contra el pacto para limitar los precios de la cesta de la compra
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(Aecoc), que reúne a más de 31.000 empresas de diferentes sectores, recordó que la inflación actual “es para todos”, con “incrementos de costes para todos”.
Dentro del Ejecutivo, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, pide que “cualquier solución” que pueda plantearse por los diferentes actores “no perjudique a nadie de la cadena de valor”, en referencia a los productores y a los pequeños comerciantes.
Yolanda Díaz recalcó ayer que “todo el Gobierno tiene que dar soluciones a los bolsillos de los ciudadanos” y subrayó que las discrepancias en el Ejecutivo sobre el tope “le importan poco”.
En la reunión del lunes no está convocada la Federación de Industria de la Alimentación y Bebidas, para la que la fijación de precios podría provocar “efectos no deseados” y que en el contexto actual “no se pueden adoptar medidas que perjudiquen la competitividad y al mantenimiento del empleo”.
LO llamamos Inglaterra, como seguimos diciendo aquí Holanda en vez de Países Bajos. En realidad, la denominación oficial de la Islas, sus colonizaciones históricas en Irlanda o en la cercana Gibraltar, más, por supuesto, Escocia y Gales, además de sus –ultramar– es Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, según reza en los pasaportes. Sin embargo, la realidad de sus influencias políticas y de sus engrasadas relaciones comerciales globales responde a un pasado imperial y colonialista como los que ningún otro país o nación haya nunca conocido, con permiso de España en otros tiempos, ya lejanos. En supuesta decadencia, sigue siendo el Reino Unido una metrópoli. Sin mayores complejos, su monarquía es reconocida como propia –aunque sea simbólicamente– por muchos países de primer orden, vale decir Australia, Sudáfrica o Canadá, más muchos otros (Chipre, por ejemplo). El rey o la reina de Inglaterra son asumidos como monarcas de esas repúblicas: una paradoja sumamente pragmática.
La clave se llama Commonwealth of Nations, que oficialmente aquí se traduce como Mancomunidad de Naciones, pero cuya etimología contiene una alta connotación económica: Riqueza Común de Naciones, un concepto pionero. No en vano, el imperio británico se extendió por la fuerza de las armas y las bases comerciales a lo largo y ancho del planeta, pero estuvo inequívocamente orientado a alimentar de materias primas a la gran máquina del sistema de producción capitalista que nace precisamente en Inglaterra, de la mano de la industria textil y ferroviaria. Dame materias primas baratas y conseguidas con sometimiento, y te daré manufacturas caras de vuelta. En una suerte de coincidencia, los economistas
son mayormente ingleses