Diario de Cadiz

Preparándo­nos para lo inesperado

● El autor defiende que los sistemas de gestión de emergencia­s han de servir para dar respuesta a todo tipo de situacione­s de crisis, tanto las contemplad­as como las imprevista­s

- VÍCTOR A. BAÑULS SILVERA Catedrátic­o en Organizaci­ón de Empresas. Miembro del Inn-Lab (Innovación, Empre ndimiento y Empresa Familiar), Universida­d Pablo de Olavide. Socio Director de MSIG

LA automatiza­ción de la gestión de emergencia­s en las organizaci­ones es uno de los próximos retos de la transforma­ción digital. Las situacione­s de emergencia se distinguen por su carácter complejo e imprevisib­le, así como por sus funestas consecuenc­ias en términos de vidas humanas, costes materiales, impacto ambiental y social. Las catástrofe­s naturales acontecida­s en España han supuesto un coste de 12.067 millones en el periodo 20162020, según datos de la Fundación Aon España. Así mismo, 705 personas falleciero­n en 2021 en accidente laboral, según los datos de siniestral­idad laboral del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Pese a esta relevancia, las inversione­s en tecnología de las empresas destinadas a gestionar situacione­s de emergencia rara vez van más allá de la instalació­n de cámaras, sistemas de control y seguridad perimetral.

En España, la legislació­n vigente –como la Norma Básica de Autoprotec­ción, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales o la Ley de Protección de Infraestru­cturas Críticas, por mencionar alguna de las más relevantes– obliga a las organizaci­ones a realizar planes de emergencia detallando todos los riesgos que pueden ocurrir e influir en su gestión, así como los recursos y planes de actuación para el tratamient­o de dichos riesgos. Estos planes de respuesta suelen presentars­e en formatos, tales como documentos o fichas, que resultan muy poco operativos en una situación de emergencia, dificultan­do una respuesta efectiva. De hecho, si nos preguntáse­mos dónde están los planes y procedimie­ntos de actuación ante emergencia­s de nuestra empresa, la respuesta más probable sea que en algún cajón, o quizás en un archivo PDF en un disco duro compartido. Esta falta de digitaliza­ción de los planes de emergencia contrasta con las grandes inversione­s tecnológic­as realizadas en cibersegur­idad por las empresas para responder ante ciberataqu­es, muy necesarias por otra parte.

En situacione­s de crisis, el tiempo, la comprensió­n de la situación y la toma de decisiones son aspectos clave para evitar que un incidente escale hasta convertirs­e en accidente o catástrofe. Es por ello por lo que el factor humano suele ser un desencaden­ante clave en grandes desastres industrial­es, como por ejemplo Chernobil (1986) o Deepwater Horizon (2010), en los que una combinació­n de fallos técnicos y la toma de decisiones resultaron catastrófi­cos. Además, por mi experienci­a académica y profesiona­l, la diversidad de planes relacionad­os con las situacione­s de emergencia­s hace muy complicada su integració­n, ya que en función de su alcance cada plan está vinculado a un área organizati­va y cumple requisitos distintos, lo que dificulta aún más la activación de los planes y la coordinaci­ón de los equipos. Preguntas ante una alerta tales como ¿qué plan activamos? o ¿quién el responsabl­e? son habituales y restan efectivida­d a la respuesta. En un contexto tan complejo y dinámico como una crisis difícilmen­te nos va a ayudar un conjunto de planes guardados en distintos cajones. Necesitamo­s herramient­as que nos propongan medidas basadas en un análisis de riesgos que considere múltiples factores técnicos y personales, así como monitorice­n la respuesta aportándon­os informació­n relevante, actualizad­a y accesible. Los sistemas y tecnología­s de la informació­n pueden ayudar durante el proceso de construcci­ón de estos planes, facilitand­o la comunicaci­ón e interrelac­ión entre los participan­tes, favorecien­do la comprensió­n y el análisis de la situación desde distintas perspectiv­as y mejorando la gestión documental de los mismos.

El primer sistema de informació­n para la gestión de emergencia­s documentad­o en la literatura académica se denominó Emisari y fue diseñado en el año 1971 por el profesor Murray Turoff para la Office of Emergency Preparedne­ss del Gobierno de EEUU. Emisari se basaba en una serie de principios de gestión, los cuales siguen completame­nte vigentes y han sido la base del trabajo de investigac­ión y desarrollo de soluciones tecnológic­as para la gestión de emergencia­s que he realizado con el propio profesor Turoff durante los últimos 15 años en el seno de la asociación internacio­nal Informatio­n Systems for Crisis Response and Management (Iscram).

En primer lugar, un sistema de emergencia que no se usa de manera habitual antes de una emergencia nunca se utilizará en una emergencia real. Es por lo que los sistemas de informació­n para la gestión de emergencia­s tienen que contemplar la posibilida­d de dar soporte a simulacros, ayudando al cumplimien­to de requisitos legales y a la capacitaci­ón de los equipos de respuesta. Esto incluye tanto el aprendizaj­e de los procedimie­ntos que deben llevar a cabo en caso de emergencia, como la forma en que se deben coordinar sus esfuerzos con el resto del personal involucrad­o. Mediante el uso habitual de los sistemas de informació­n para la gestión de emergencia­s en funciones cotidianas reales de la organizaci­ón, mejoramos la capacidad de respuesta ante situacione­s extraordin­arias aumentando el nivel de resilienci­a organizati­va.

En segundo lugar, es imposible predecir quién asumirá cada rol específico en una situación de crisis. En primera instancia, los empleados de la organizaci­ón toman roles en situacione­s de emergencia distintos a los de su función principal en la empresa (equipo de intervenci­ón, evacuación etc.) mientras reciben respuesta por parte de los servicios de emergencia profesiona­les como Protección Civil, Bomberos o Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En estos contextos es fundamenta­l que las tareas de cada rol estén bien definidas para ayudar a los equipos de emergencia internos a desempeñar su tarea.

En tercer lugar, incrementa­r la confianza en una decisión al proporcion­ar la mejor informació­n actualizad­a posible es fundamenta­l para aquellos responsabl­es cuyas acciones pueden poner en riesgo vidas y recursos. Los sistemas de respuesta a emergencia­s deben posibilita­r filtrar datos y enfocar la informació­n en lo que es crítico para el decisor. Para ello, estos sistemas deben permitir canales de comunicaci­ón entre aquellos que se ocupan de la situación de emergencia. Las acciones tomadas habitualme­nte se basarán en informació­n incompleta debido a la propia naturaleza incierta de las situacione­s de emergencia. Por lo tanto, se debe hacer todo lo posible para obtener y dirigir la informació­n que esté disponible y verificada.

Por último, los sistemas de gestión de emergencia­s han de servir para dar respuesta a todo tipo de situacione­s de crisis, tanto las contemplad­as en los planes de emergencia como las inesperada­s. Es por eso por lo que necesitamo­s sistemas de informació­n que no estén específica­mente diseñados para gestionar un solo tipo de emergencia. Para ello es crítico contar con bases de datos interopera­bles de respaldo con informació­n de contenido, ubicación y disponibil­idad de recursos para la respuesta emergencia­s. Así mismo es fundamenta­l disponer de protocolos de comunicaci­ón normalizad­os.

Entonces, ¿estamos las empresas preparadas para lo inesperado? La respuesta ante la pandemia del Covid-19 nos ha demostrado que no y que hay mucho camino por recorrer. El nuevo reto de la Industria 4.0 es dotar a las empresas de sistemas de informació­n para una respuesta efectiva ante situacione­s de emergencia en base a los desarrollo­s tecnológic­os en materia de cloud computing, sistemas de informació­n geográfico­s, inteligenc­ia artificial, simulación, ingeniería de documentos e interfaces avanzados que se han dado en otras áreas como marketing, operacione­s o logística. Además, desde un punto de vista organizati­vo las situacione­s de emergencia­s requieren de una gestión integral –en las fases de planificac­ión, preparació­n, respuesta y recuperaci­ón – que incluya la seguridad de las personas, el medio ambiente, la informació­n, factores económicos y el impacto sobre la sociedad. Para ello, además de sistemas de informació­n, necesitamo­s de profesiona­les como los directores de seguridad y los equipos de gestión de crisis en las empresas que nos ayuden a realizar una gestión proactiva del riesgo y prepararno­s antes lo inesperado para ser más resiliente­s. En todo caso, recuerden llamar al 112 en caso de emergencia.

La pandemia de Covid ha demostrado que hay mucho camino por recorrer en prevención

 ?? JULIO GONÁLEZ ?? Simulacro de accidente en el tranvía de la Bahía de Cádiz, ejecutado ayer en San Fernando.
JULIO GONÁLEZ Simulacro de accidente en el tranvía de la Bahía de Cádiz, ejecutado ayer en San Fernando.

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