Arqueología urbana y desangelada
● La ciudad carece de un buen circuito que difunda los valores de los vestigios expuestos en la calle
La historia de Cádiz la escriben las capas de vestigios arqueológicos que componen sus calles. Restos fenicios, púnicos y romanos, fundamentalmente, que lucen no solo en yacimientos, sino por plazas y parques de la ciudad. Lástima que no se difundan como merecen, con un discurso bien contextualizado que permita al viandante saber qué tiene delante. De todos los restos urbanos, son los que yacen en los parques de Erytheia y Kotinoussa los que disponen de cartelería, aunque alguna luzca rota o pintada y estén integrados en un parque infantil y otro canino, respectivamente. Esto quiere decir que muchas veces y por la falta de concienciación de sus progenitores y dueños, hay niños pisando los restos de una villa romana y perros defecando sobre tumbas púnicas.
Del resto de hallazgos expuestos en plena calle no hay apenas información y aparecen ante el viandante de forma descontextualizada y desangelada. Es el caso del acueducto romano de la plaza de Asdrúbal, que forma parte de una de las obras de ingeniería más importantes de Roma en Cádiz por ser el acueducto más largo de Hispania, de lo que no se dice nada. Muy cerca hay unos enterramientos de los que tampoco hay gran información.
Junto al colegio Villoslada también pueden verse restos de una batería sin un solo cartel, simplemente una baranda desde la que observarla, aunque nunca haya nadie haciéndolo. Y también llama la atención la villa romana procedente de unas excavaciones de Segunda Aguada expuesta en la Zona Franca, en un lugar recóndito al que no va absolutamente nadie que no trabaje allí. Son las cosas que ocurren en esta ciudad, en la que las administraciones pasan de largo de un patrimonio que debería ser punto neurálgico del turismo y motor económico de la misma. Y esto sin hablar de la situación y los tiempos de espera de algunos de los más importantes yacimientos arqueológicos de Cádiz, que podría vender su historia en toda su dimensión, pero ni lo intenta.