Diario de Cadiz

El muro se salta, del túnel se sale

● La prevención es clave ante el suicidio, la primera causa de muerte externa

- Lourdes Velasco (Efe)

Conchi Fernández tiene 65 años y se ha intentado suicidar cinco veces, la primera cuando tenía 25 y le ahogaba la sensación de no poder saltar el “muro” que ella sentía que bloqueaba su camino. Ahora pide a todos los que se sienten así que busquen ayuda, que tengan claro que del túnel se sale.

“Que se pongan una venda, que se laven la cabeza o lo que sea, pero que no se vayan a dormir con esa idea (del suicidio)”, pide en una entrevista con Efe con motivo de la celebració­n ayer del Día Mundial de la Prevención del Suicidio.

Gracias a sus amigos y a los profesiona­les que la ayudaron,

Conchi asegura que salió adelante y ahora da visibilida­d a la existencia de la conducta suicida desde la asociación La Barandilla, con la esperanza de que su testimonio sirva para evitar muertes.

“Yo pensaba, ¿qué pinto aquí en esta vida? Voy a acabar con todo esto, quiero dejar de sufrir... porque es que nada me salía bien. Estaba aislada de la sociedad, no podía ver a mi familia, a mi hijo... Eso se te va acumulando y entras como en un muro que no te deja vivir”, explica Conchi.

Con ayuda médica y la de sus amigos se dio cuenta de que sí que podía saltar ese muro que, por desgracia, no logran esquivar las casi 4.000 personas que se quitan la vida cada año en España.

Los últimos datos de los que se disponen son los de 2020, el primer año de la pandemia, en el que se quitaron la vida 3.941 personas. Esas cifras son en la práctica bastante mayores porque muchos de los casos de suicidio se registraro­n como otro tipo de muerte: en las estadístic­as sólo los ahorcamien­tos alejan toda duda de que la muerte ha sido buscada.

El suicidio es la primera causa de muerte externa; es decir, la que se produce de forma no natural, y sería fácilmente evitable si hubiera más prevención, educación emocional y recursos destinados a la salud mental, sostienen todos los expertos en la materia, entre ellos Junibel Lancho, directora de un hospital de día de salud mental y del área de prevención de la asociación La Barandilla.

Debajo del suicidio hay unos factores de riesgo o precipitan­tes, y el primero de ellos es una depresión. “Si nosotros intervenim­os ahí en esos primeros momentos, lo más seguro es que la persona no va a llegar a tener ideas suicidas”, explica Lancho.

La familia, los amigos y el entorno laboral son cruciales en la detección de las conductas y no deben subestimar­se palabras como “la vida no sirve para nada”, “yo ya en este mundo qué hago”, “todo me sale mal”, “soy un fracaso” o “mejor hubieran estado mis padres si yo no hubiera nacido”, en boca de niños o adolescent­es.

“Todas esas verbalizac­iones sí que son señales de alerta”, explica la psicóloga, que pide también estar atenta a los cambios de conducta como el consumo de drogas o cambios de hábitos que denotan que una persona está pasando un mal momento.

Además de preguntar a la persona si tiene alguna idea de muerte, hay algo que es clave: no juzgar. No ayuda que la respuesta del entorno sea que por qué están así si lo tienen todo, un trabajo, una familia, que no les falta de nada, dice Lancho.

Porque al margen de la realidad objetiva, ellos tienen una mirada en túnel y no ven la salida. “A una persona hay que darle refuerzo positivo, decirle que de la depresión se sale”, con ayuda de medicación, de técnicas psicológic­as y de la familia y los amigos.

Los expertos piden estar atentos a los cambios de conducta y, sobre todo, no juzgar

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