LA BUENA MEMORIA

LA buena memoria no es la que ha regulado el gobierno llamándola memoria histórica o memoria democrática, sino la que permanece en la cabeza y, aunque necesitemos acudir a Google para refrescar algún nombre, fecha o dato concreto, no se pierde.

Por ejemplo, miembros del gobierno Sánchez, o algún medio de comunicación de los que pertenecen al grupo de Con Sánchez al

fin del mundo dicen que ninguna institución o persona relacionada con la judicatura alertó de las deficiencias de la famosa ley de libertad sexual, ni que podría ser interpretada de forma beneficiosa para los delincuentes.

Una lucecita se ha encendido en la cabeza de los que conservan bien la memoria, y resulta que acertaban cuando recordaban que el CGPJ sí se había pronunciado. Así fue. Lo hizo cuando la controvertida ley que se iba a llevar al Congreso estaba en pleno apogeo. El toque de alerta del Consejo no solo fue muy claro, muy preciso, sino que se hizo público avalado por algo tan importante como la unanimidad. Pero hay más: en aquellas fechas que es difícil olvidar porque se dijeron tantas sandeces como verdades como puños, las primeras por parte de los echados al monte, de monterismo, y los segundos desde el conocimiento de las leyes y la experiencia de los muchos años dedicados al cumplimiento de la ley, un ministro juez, que además ocupaba la cartera de Justicia, Juan Carlos Campo, expresó sus dudas sobre esa ley. Tuvo como respuesta que el entonces vicepresidente

La ley del ‘solo sí es sí’ salió adelante porque Sánchez apoyó al líder de Podemos frente a su ministro de Justicia

del Gobierno, Pablo Iglesias, le llamara machista frustrado.

Salió adelante la ley porque Sánchez apoyó al líder de Podemos frente a su ministro de Justicia. Como si un parvenu de la política, sin más experiencia que haber creado un partido aprovechando el tirón del 15-M, pudiera tener más criterio sobre el contenido de una ley que un juez de larga trayectoria. Luego se extraña Iglesias de que dos facultades, la de Periodismo y la de Políticas, le pusieran la proa y no le concedieron las plazas a las que optó porque dijeron las dos que no tenía el curriculum profesional que se exigía.

El espectáculo que están provocando los recursos que presentan violadores condenados, con resultado de libertad para algunoas de ellos, en vez de llenar de vergüenza a los miembros del Gobierno que defendieron esa ley es suficientemente vergonzoso como para exigir que se vayan a su casa. Y con la cabeza gacha, por el fiasco de ser responsables de que personas condenados por uno de los delitos más detestables, violaciones y abusos sexuales, estén hoy en libertad.

Y más que saldrán de la cárcel en los próximos días…