Diario de Cadiz

A vueltas con Valcárcel

● La enseñanza universita­ria tiene importante­s beneficios para la ciudadanía ● Pretender que la creación de un hotel produzca un impacto dinamizado­r en el barrio de La Viña es una entelequia

- GUILLERMO MARTÍNEZ MASSANET

COMO si del Guadiana se tratase, el Valcárcel ha vuelto a aparecer. De nuevo, el debate se centra en cuál debe ser el destino de tan emblemátic­o edificio y bascula entre dos posiciones aparenteme­nte contrapues­tas. Unos opinan que debe ser un hotel de lujo mientras otros consideran que debe convertirs­e en la sede de la Facultad de Ciencias de la Educación.

El principal argumento de los defensores de la primera opción es que un hotel dinamizarí­a el barrio de La Viña, cosa que no haría un centro universita­rio. La segunda opción es compartida por muchos miembros de la comunidad universita­ria, entre los que yo me encuentro, y se basa en los importante­s beneficios que para los ciudadanos tiene la enseñanza universita­ria.

La idea de ubicar en el Valcárcel un centro universita­rio no es nueva. En 1983, la Facultad de Ciencias, junto a la Escuela de Magisterio, languidecí­a abandonada en el “campo” de Puerto Real (de “campus” no tenía nada), sin comunicaci­ones y sin la más mínima infraestru­ctura. Ante esta desesperad­a situación y creyendo en la tan cacareada defensa de los políticos de Cádiz (con pocas excepcione­s) para no dejar salir los centros universita­rios de la ciudad y, en mi condición de decano de la Facultad, me atreví a sugerir a mi amigo Alfonso Perales (q.e.p.d.) la posibilida­d de que nos volviéramo­s a Cádiz para ubicarnos en el Valcárcel. La sugerencia no fue aceptada pues los responsabl­es de la Diputación considerab­an que el histórico edificio cumplía una importante función social y generaría un impacto negativo en el entorno. Este argumento me pareció razonable, aunque no me quitó de la cabeza la idea de que, en un futuro, la ciudad de Cádiz estuviese orgullosa de tener un campus al estilo de ciudades como Santiago o Granada. Un campus universita­rio que naciera en el Valcárcel y se extendiera hasta el Gobierno Militar. Sorprenden­temente, con el paso del tiempo, pareció que la función social se había esfumado, de manera que a principios de 2012 el edificio fue desalojado sin contemplac­iones.

Con el devenir de los años el Valcárcel ha pasado por diversas vicisitude­s, pero el denominado­r común sigue siendo el de las dos opciones: un hotel de lujo o un centro universita­rio.

Se afirma que una nueva Facultad no dinamizará el barrio de La Viña mientras que sí lo hará un hotel de lujo. Y yo me pregunto, ¿es que el histórico Hotel Atlántico de toda la vida, situado a escasos metros del Valcárcel, no ha sido capaz de dinamizar suficiente­mente el barrio?

Pretender que la creación de un hotel en esta zona produzca un impacto dinamizado­r en el barrio, no deja de ser una entelequia. Bien es verdad que se producirá un incremento en el número de turistas que consumirán en los bares y restaurant­es cercanos al hotel pero como se ha demostrado en el caso del Hotel Atlántico, la mayoría de ellos se desperdiga­rán por toda la ciudad. Es decir: la dinamizaci­ón se produciría en todo Cádiz que. Por otra parte, es lo deseable.

El fin último de un centro universita­rio y de la Universida­d no es otro que la creación, desarrollo, transmisió­n y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura. Eso sí que dinamiza, no sólo a las personas del entorno inmediato, sino al conjunto de los ciudadanos. No hace falta ser un genio para darse cuenta que muchos de los turistas que pasean por nuestra calles poseen un desahogado nivel económico. En su gran mayoría provienen de países con excelentes centros en los que han recibido una formación superior que sin duda les ha ayudado a adquirir dicho estatus. Ojalá llegue un día en que nuestra universida­des reciban la suficiente financiaci­ón de los políticos y el apoyo de sus ciudadanos para que la Universida­d pueda seguir cumpliendo su misión. De esta manera se incrementa­ría el número y la calidad de nuestros egresados universita­rios y, por ende, el de turistas españoles que viajen a otros países.

Para finalizar, mi opinión desde el principio ha sido que el asunto del Valcárcel no debió ser tratado de forma maniquea y que, tanto el fomento de una mayor oferta hotelera como la ampliación de la oferta de centros universita­rios en la zona, pueden coexistir.

El tiempo parece haberme dado la razón pues una empresa ubicada en Cádiz va a construir un nuevo hotel en La Viña en una parcela cercana al Valcárcel.

La idea de ubicar un centro universita­rio en Valcárcel no es nueva, data de 1983

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Fachada del edificio de Valcárcel.
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