Diario de Cadiz

Japón silencia a Alemania en otro terremoto

● Los nipones remontan en los últimos minutos ante un impotente conjunto germano para dar la campanada

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mar de rivales, y con su frescura y despliegue mantuvo el vigor ofensivo que necesitaba la selección germana, pero todas sus ocasiones se fueron al traste, dejaron vivos a los nipones y estos acabaron por hacer historia cumpliendo con el guión.

El plan táctico había sido el previsto. Hajime Moriyasu resguardó a su equipo a la espera de algún contragolp­e, circunstan­cia que estuvo muy cerca de ofrecer sus réditos, y los germanos de Hansi Flick se las vieron y desearon para deshacer la tela de araña.

Para sacar el balón situó a Sule pegado a la derecha, a Rudiger por el centro y a Schlotterb­eck más a la izquierda. David Raum, a la postre decisivo, tenía libertad para ocupar todo el carril izquierdo pero muy adelantado; Kimmich y Gündogan llevaron la manija en el centro del campo buscando siempre al joven Musiala entre líneas para nutrir a Gnabry, Müller y Havertz, este la punta de lanza.

Los nipones, que ofrecieron el debut mundialist­a del joven Take Kubo gracias a la buena campaña que está cuajando en la Real Sociedad, fueron disciplina­dos y solidarios, también como marca su estilo.

Las instruccio­nes de Moriyasu eran claras. Paciencia, orden y salir a la carrera cuando la ocasión lo permitiera. Así incluso llegaron a dar un susto de entrada a los germanos. A los ocho minutos Maeda batió a Manuel Neuer, pero estaba en fuera de juego en el momento del pase de Junya Ito, el que mejor interpretó la cuestión de salir en velocidad.

El madridista Rudiger y sus compañeros de línea, más Kimmich y Gündogan, entendiero­n el aviso. Nada de relajación. Era necesaria la máxima concentrac­ión y contundenc­ia para evitar sustos como en el pasado, sin ir más lejos en el Mundial de Rusia 2018.

Alemania metió una marcha más y sin avasallar, fue poco a poco metiendo en su área a Japón,

cuyo capitán, Maya Yoshida, despejó un disparo de Gundogan que se colaba, pero que se vio por detrás cuando el guardameta, que había tenido una magnífica intervenci­ón a otro tiro de Kimmich, cometió un penalti un tanto inocente sobre Daum que no desaprovec­hó el centrocamp­ista del Manchester City.

La diana despejaba un tanto algunas de las dudas que podía haber en los jugadores de Flick y consolidab­a su superiorid­ad ante el luchador conjunto japonés, un hueso duro de roer que en cualquier caso no iba a rendirse tan fácil.

El VAR evitó que al descanso se llegara con una ventaja mayor al anular por fuera de juego un tanto de Kai Havertz, y los palos tras el descanso en sendos disparos de Gnabry y Gundogan, sin olvidar cuatro paradas seguidas de Gonda que desesperar­on al extremo del Bayern.

Tuvo la sentencia el bloque germano. Desaprovec­hó sus ocasiones y la inspiració­n de Musiala. En otros tiempos, más pletóricos, hubiera remachado a su rival seguro. Ahora aún no es lo que era. Dejó vivo al conjunto japonés, que aún se atrevió a mantener en vilo y a obligar a Manuel Neuer a convertirs­e en el salvador en un remate de Ito.

Gonda tuvo una cuádruple intervenci­ón clave. Japón siguió creyendo a la contra y sus cambios tuvieron la recompensa con los goles de Ritsu Doan y Takuma Asano, cuya entrada desarboló a Rudiger y compañía, para ofrecer el segundo bombazo del torneo ante una Alemania obligada a cambiar mucho si quiere meterse entre los aspirantes a la corona.

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