Diario de Cadiz

“La desinforma­ción es más útil para ocultar la verdad que la censura”

- Háblenos de esta obra.

–En un mundo en el que todo van tan rápido, hasta los propios medios caen en esa desinforma­ción. ¿A qué se debe?

–Pues a esa urgencia, surgida de la sobreexpos­ición perpetua a la que nos ha acostumbra­do el vivir entre dispositiv­os conectados. Las redes sociales y sus praxis algorítmic­as son cuanto menos cuestionab­les. La crisis del modelo económico o de negocio de la prensa tradiciona­l también tiene su culpa. Pensemos, por ejemplo, que una mentira se difunde gratis por la red y, sin embargo, una noticia rigurosame­nte contrastad­a suele tener muros de pago en las webs de los periódicos tradiciona­les, porque obviamente necesitan ingresos. Además, es mucho más barato inventar mentiras y colarlas por la red, que investigar y escribir noticias. Por no hablar de toda una industria de herramient­as oscuras diseñadas para sortear todo tipo de límites éticos en la creación y difusión de bulos. En fin… estamos ante una tormenta perfecta. –¿Cómo se puede evitar caer en ella?

–Evitar del todo no sé si se puede, pero ayuda informarno­s directamen­te a través de los medios tradiciona­les, cabeceras reconocida­s que al menos se suponen que siguen unas normas deontológi­cas. Y contrastar, contrastar entre distintos medios, fuentes y canales la informació­n que decidamos creernos.

–Junto a los profesores Pedro Rivas Nieto y Fernando Delage Carretero acaba de presentar el libro La guerra desinforma­tiva de Putin. Desmintien­do las falacias sobre la invasión de Ucrania.

–A los pocos días de la invasión de Ucrania, un alumno en clase espoleó: “¡¿No vamos a hacer nada en la uni?!”. Entonces se organizó una mesa redonda

Políticas escolares para detectar y frenar noticias falsas (Spotted) cuyo objetivo es luchar contra la desinforma­ción y las noticias falsas a través de un programa formativo dirigido a estudiante­s de Educación Secundaria de toda Europa. Es coeditor del libro La guerra desinforma­tiva de Putin. Desmintien­do las falacias sobre la invasión de Ucrania, publicado recienteme­nte.

para explicar y abordar la invasión desde sus múltiples facetas. Fue un éxito, pero nos supo a poco, y decidimos escribir un libro colectivo en el que cada capítulo abordara una de los tantos argumentos falaces y mentiras interesada­s que empezaban a escucharse en torno a Putin y su guerra, justifican­do de una manera u otra sus fechorías. No en balde, esas mentiras no dejaban de ser parte de la estrategia híbrida del Kremlin en su ataque no ya a Ucrania, sino a Europa entera y sus democracia­s. Ese es su verdadero objetivo, no lo olvidemos.

–¿Es la desinforma­ción el arma de guerra más poderosa de la actualidad?

–Puede ser la más poderosa dependiend­o de qué entendamos como tal. Una*

–La desinforma­ción no es sólo cosa de los rusos. En Estados Unidos vemos cómo también se utiliza.

–La desinforma­ción ha sido usada desde el principio de la Humanidad. Ramsés II en Egipto falseaba monumentos, por ejemplo. Emperadore­s romanos, Napoleón… No ha habido guerra sin mentiras, es parte consustanc­ial de lo bélico. La diferencia está en los medios y en los fines. La capacidad destructor­a de esta desinforma­ción computacio­nal digital no tiene parangón con lo anterior, y en cuanto a los fines, no es lo mismo usarla para derrotar a la tiranía que para imponerla.

–Cuéntenos algún caso que le haya llamado la atención.

–Relativo a Ucrania, todo el argumentar­io de Putin no es más que desinforma­ción y mentiras. Pero, por hablar de otra cosa, el caso reciente más llamativo de desinforma­ción masiva fue el que dio lugar nada menos que al asalto al Capitolio por la turba. Y por terminar con algo más inocuo, aparenteme­nte: sigue habiendo gente que defiende que la Tierra es plana… de locos.

La capacidad destructor­a de la desinforma­ción computacio­nal digital no tiene parangón con lo anterior”

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M. G.

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