Diario de Cadiz

Brasil, al ritmo de Richarliso­n

● Dos goles del díscolo delantero, el segundo precioso, tumban a Serbia

-

el segundo porque no supo cómo definir. Tampoco le fueron mucho mejor las cosas a Raphinha por la banda derecha. El del Barcelona, tras un pase extraordin­ario de Paquetá, tiró al muñeco, desbaratan­do otra jugada de gol.

Y no sería la peor de Raphinha, que nada más salir del descanso le robó la cartera a un defensa serbio y volvió a encarar a Milinkovic-Savic.

Con opciones claras de pase y de tiro, decidió de la peor forma. Otro tiro inofensivo al centro. Su cara era un poema. “¿Cómo he podido fallar esto?”.

El ritmo de partido ya era diferente, porque a Brasil le entraron las prisas. Era la favorita y no podía pegársela nada más empezar. Y ante los nervios, pelota a Neymar. El estaba intermiten­te, con algún destello como un gol olímpico que casi clava en la primera parte, pero su momento tenía que llegar.

Tras un disparo al palo de Alex Sandro, atrevido, a Neymar le dio por jugar. Cogió una pelota en la frontal y empezó el baile. Entre tres consiguió esconder el balón hasta dentro del área. El último control se le marchó, pero ese baile no era solo de uno. Vinícius, al ver el balón suelto, disparó, sin pensárselo, y Milinkovic-Savic exhibió sus reflejos. La pelota quedó blanda y Richarliso­n, a trompicone­s, la empujó.

Se formó una piña de brasileños en el córner, enfrente de la parroquia Menudo respiro para ellos. Con más aire y más espacios, la velocidad y el ataque de Brasil salió a relucir, y también la magia.

Vinícius, en otra cabalgada, sacó un pase con el exterior, ese que ha aprendido de Luka Modric, y conectó en el área con Richarliso­n. El brasileño se volvió loco. Elevó la pelota con la zurda y se estiró para firmar una media chilena con la diestra. Euforia. La fiesta ya estaba completa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain