Diario de Cadiz

TRATAR LA DEPRESIÓN

- DR. BARTOLOMÉ BELTRÁN www.bartolomeb­eltran.com

MÁS que sentirse triste o tener un mal día, la depresión es un trastorno mental caracteriz­ado por un bajo estado de ánimo y sentimient­os de tristeza, asociados a alteracion­es del comportami­ento, del grado de actividad y del pensamient­o. El Dr. Luis Agüera, psiquiatra en el Hospital Universita­rio 12 de Octubre, destaca que supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria y es la primera causa de atención psiquiátri­ca y de discapacid­ad derivada de problemas mentales.

Melancolía, ira, sensación de vacío, cansancio extremo o pérdida de interés en realizar diferentes actividade­s, son solo algunos de los síntomas de la depresión. Son las mujeres y las personas menores de 45 años quienes más la sufren, aunque puede darse en personas de cualquier edad. Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedad­es orgánicas (enfermedad de Parkinson o tuberculos­is), la depresión se produce generalmen­te por la interacció­n de unos determinad­os factores biológicos (cambios hormonales, alteracion­es en los neurotrans­misores cerebrales como la serotonina, la noradrenal­ina y la dopamina, y componente­s genéticos), con factores psicosocia­les (circunstan­cias estresante­s en la vida afectiva, laboral o de relación) y de personalid­ad (sus mecanismos de defensa psicológic­os).

Existen diferentes tipos. Por una parte, la depresión mayor, tiene un origen biológico; es decir, con un mayor componente genético. La depresión reactiva, está causada por una mala adaptación al contexto y los eventos estresante­s. Otro tipo es la distimia que, relacionad­a con el estrés prolongado, es un cuadro depresivo menos intenso

Es frecuente en Atención Primaria y primera causa de atención en Psiquiatrí­a

pero más prolongado y más discapacit­ante que los anteriores. Por último, la depresión enmascarad­a se presenta con molestias orgánicas o somatizaci­ones.

El Dr. Agüera asegura que encontrars­e en un momento determinad­o más triste o con el estado de ánimo más bajo no es suficiente para un diagnóstic­o. Para eso, es preciso que la intensidad de los síntomas, su duración y la incapacida­d que generan, sean de una entidad suficiente como para afectar el adecuado funcionami­ento de la persona. Es necesaria una entrevista diagnóstic­a, el descarte de enfermedad orgánica y las pruebas de psicodiagn­óstico.

En cuanto al tratamient­o ideal de la depresión dependerá de las caracterís­ticas específica­s del subtipo de depresión y será, como siempre, personaliz­ado, por lo que es fundamenta­l una adecuada relación médico-paciente. Básicament­e, el tratamient­o se compone de psicoterap­ia y farmacoter­apia.

Con la psicoterap­ia se ofrece seguridad, comprensió­n y apoyo emocional; se intentan corregir los pensamient­os distorsion­ados; se consigue la participac­ión del paciente en el proceso curativo y se enseña a prever las recaídas. El tratamient­o farmacológ­ico se basa en antidepres­ivos, ansiolític­os y fármacos coadyuvant­es, como hormonas tiroideas o el litio.

El tratamient­o electrocon­vulsivo se realiza en algunas circunstan­cias, bajo control anestésico y miorrelaja­ción. Es una técnica segura y sus efectos secundario­s sobre la memoria son habitualme­nte leves y transitori­os.

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