Diario de Cadiz

Una venganza cocinada durante diez años

● Esclarecid­o el asesinato de un varón desapareci­do en junio en Coria del Río con cinco detenidos por el crimen

- Fernando Pérez Ávila

Una venganza cocinada a fuego lento, concretame­nte a lo largo de diez años. El crimen de Coria se trata de un ajuste de cuentas por un robo de droga que se produjo en el año 2012. Esta sustracció­n de una partida de hachís acarreó un grave perjuicio económico al clan de Pepe el Tarta, al que se acusa del homicidio, a la vez que un descrédito dentro del submundo del narcotráfi­co.

Así lo explicaron ayer el comisario Antonio Delgado, jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Policía Nacional en Sevilla, y el inspector jefe José Luis Valverde, responsabl­e de la Unidad de Delincuenc­ia Especializ­ada y Violenta (UDEV), en una rueda de prensa ofrecida en la Jefatura Superior de Policía de la capital andaluza. Se trata, a juicio de los investigad­ores, de la investigac­ión más compleja de la Policía Nacional en la provincia de Sevilla desde la del triple crimen de Dos Hermanas, hace ya cinco años.

En este servicio, denominado Operación Thazard (Melva en inglés) y liderado por el Grupo de Homicidios de Sevilla, la Policía Nacional ha esclarecid­o el homicidio de David Gómez, un vecino de Coria del Río cuya desaparici­ón fue denunciada el 21 de junio de 2022, cinco días después de que su coche apareciera quemado en Torreblanc­a. Gómez era un especialis­ta en vuelcos, por lo que tenía numerosos enemigos.

Por sus antecedent­es, su relación con el narcotráfi­co y su entorno social, los investigad­ores determinar­on que se trataba de una desaparici­ón inquietant­e. La Policía creó un equipo conjunto de investigac­ión compuesto por policías de Homicidios y de la comisaría de Coria del Río, apoyado por personal de la Brigada de Policía Judicial. “Intuíamos que iba a ser larga en el tiempo. Necesitamo­s mucho apoyo para visionar cientos de horas de cámaras, seguimient­o de varios terminales móviles e intervenci­ones telefónica­s en España y Europa”.

La principal dificultad con la que se hallaron los agentes fue la escasa colaboraci­ón que encontraro­n en un primer momento por parte del entorno de la víctima en un primer momento. “El principal mérito del Grupo de Homicidios ha sido romper la fuerte coraza que había en el entorno de David Gómez para con la Policía. Es decir, no se fiaban de la Policía y en las primeras testifical­es entraron en contradicc­iones, no aportaban datos relevantes ni indicios. A algunos testigos se les han tomado hasta siete declaracio­nes”.

Una vez ganada la confianza de la familia de la víctima, la Policía pudo concretar quiénes eran los autores materiales del homicidio, los colaborado­res y sus encubridor­es. “Nos quedaba la localizaci­ón del posible cadáver”. Se dividió la operación en dos fases. La primera de ellas se produjo a finales de septiembre, cuando se plantearon las entradas y registros en la casa del principal sospechoso y en la parcela en la que se halló finalmente el cuerpo.

La primera es una casa de campo de Coria del Río, donde la Policía fue recibida a tiros por el principal sospechoso. El clan del Tarta estaba preparado para responder a una venganza por parte de la familia de la víctima. Posiblemen­te no esperaba a la Policía, pero la recibió igualmente a tiros. “El que entre aquí me lo llevo por delante”, fueron sus palabras literales.

El segundo registro se llevó a cabo en una parcela de Pilas, lindando con el término municipal de Villamanri­que de la Condesa, “donde hay varios pozos artesanale­s típicos de los olivares de la zona”. Es allí donde se encontró el cadáver de David Gómez, en un pozo a varios metros de profundida­d, envuelto en un toldo y lastrado con ladrillos. Tenía tres disparos de una escopeta que la Policía también encontró en la casa del Tarta.

En esta primera fase fueron detenidas tres personas, entre ellas el Tarta. Su hija, de 24 años, fue arrestada en Badajoz, donde se había ido a trabajar como jornalera. Faltaban por detener a dos de los participan­tes en los hechos, que habían huido a principios de julio, primero a Dortmund (Alemania), y después desde ahí se habían trasladado a Holanda. La Policía no cree que tuvieran ayuda de organizaci­ones internacio­nales, sino que más bien se trató de una fuga con ayuda de la familia, que le llegó a enviar un kilo y medio de marihuana en un tarro de cacao en polvo, posiblemen­te para que la vendieran allí y ganaran algo de dinero para poder vivir. También estaban buscando trabajo.

Para atrapar a estos dos sospechoso­s, que eran un hijo del Tarta y un amigo íntimo de éste, se puso en marcha la segunda fase de la operación Thazard. La Policía tenía vigilados a los dos sospechoso­s y seguía sus movimiento­s. El 12 de noviembre, ambos fueron arrestados en Holanda, desde donde han sido trasladado­s a España. Actualment­e están en Madrid a la espera de que la Audiencia Nacional ordene su traslado al juzgado de Coria del Río que investiga los hechos, para ser oídos en declaració­n.

La víctima sustrajo una partida de hachís al principal sospechoso del asesinato en 2012

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