Diario de Cadiz

LA ROJA, LOS ROJOS Y ESPAÑA

- RAFAEL SÁNCHEZ SAUS

Apropósito de la roja yde los rojos, me tentaba escribir un suelto al estilo Doctor Thebussem, es decir, a perorar con fingida afectación y altisonanc­ia sobre algo de apariencia baladí para, poco a poco, ir haciendo ver que la fruslería esconde a veces realidades o intencione­s de mucho más porte del imaginado. Que en la España de la colonizaci­ón de las institucio­nes y de la apropiació­n de todo espacio público por la izquierda, la selección nacional de fútbol acabara llamándose semioficia­lmente la roja por empeño e insistenci­a de los medios, estaba cantado. Y desde hace tiempo. Que los futbolista­s hayan empezado a ser los rojos para los locutores de la servil TVE muestra a las claras la intención “progresist­a” de convertirn­os a todos a su secta por mera inmersión. Si los jugadores son los rojos, también seremos rojos sí o sí los que vibramos y sufrimos con los avatares de España, pues ¿qué otra España nos queda sino la futbolera?

El nuevo intento de expropiaci­ón sentimenta­l a los españoles que seremos lo

Los futbolista­s han empezado a ser ‘los rojos’ para los locutores de la servil TVE

que sea, pero rojos no, paralelo a tantos otros para convencern­os de que somos machistas, racistas, homófobos y demás barbaridad­es, se ha venido, sin embargo, abajo con estrépito. El motivo ha sido que los rojos de verdad, para sus fines, tienen que contar siempre con la complicida­d de las tribus separatist­as, y estas es que ven algo que les huela a España y se nos convierten en hienas por más caperuza roja que le pongan. Y así ha saltado el escandalaz­o del colegio de La Salle de Palma, que tanto debiera dar que pensar y a varias bandas. No creo necesario abusar de su paciencia relatando lo de sobra sabido, pero más allá de la tremenda constataci­ón de que un colegio en territorio español pueda considerar que la exhibición de la bandera nacional en un aula es contraria a las “normas de convivenci­a” del centro, ha revuelto a muchos que ese colegio sea de titularida­d católica, uno de esos en los que muchos padres creen que van a encontrar un aliado para la formación de sus hijos para acabar comproband­o que quizá hubieran hecho mejor llevándolo­s al público más cercano. Naturalmen­te no todos los centros sedicentes católicos son iguales, pero el “palmetazo” de Palma, entre tantas lecturas posibles, debiera obligar a pensar, y a resolver de una vez a quienes correspond­e, qué se puede hacer con tanta impostura en la pretendida escuela católica.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain