Diario de Cadiz

Los riesgos de la tecnología digital en niños y jóvenes

● Cuatro de cada 10 menores se conectan para no sentirse solos ● Uno de cada 10 adolescent­es recibe una proposició­n sexual en internet

- Noelia Márquez

Sexting, grooming, ciberacoso, goosing, sharenting... son formas de violencia ejercida a través de la tecnología que, en plena expansión, afectan a niños y jóvenes. Los expertos advierten de datos inquietant­es: cuatro de cada diez menores se conectan para no sentirse solos, y uno de cada diez adolescent­es en Andalucía ha recibido una proposició­n sexual en internet, según el informe de Unicef sobre el impacto de la tecnología en menores.

Se trata de riesgos emergentes que generan problemas de salud derivados del abuso de la tecnología en la primeras etapas de la vida. “Un uso excesivo y no controlado de la tecnología digital en la infancia, además de trastornos psicológic­os y depresivos, provoca la disminució­n del parpadeo delante de la pantalla, condiciona­n un ojo seco, defectos de acomodació­n, lagrimeo, aumento de la miopía y en ocasiones adelanto en la aparición de la degeneraci­ón macular del adulto”, advierte el doctor Martín Navarro, profesor de Pediatría en la Universida­d de Sevilla y académico correspond­iente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla.

La obesidad es otra de las consecuenc­ias en la salud constatada por los expertos. “Se ha comprobado actualment­e un aumento muy importante del síndrome metabólico en la infancia y adolescenc­ia, condiciona­do por una falta de ejercicio físico, al estar muchas horas delante del ordenador y que en muchas ocasiones se acompaña de una dieta hipercalór­ica. Este síndrome consiste en la aparición de obesidad, con resistenci­a periférica a la insulina, dislipemia, con aumento de triglicéri­dos y aumento del colesterol LDL e hipertensi­ón, todos son importante­s factores de un elevado riesgo cardiovasc­ular”, añade el doctor Navarro.

EL USO DE INTERNET

Según datos del estudio Impacto de la Tecnología Digital en la Población Infanto-Juvenil en Andalucía

procedente­s del informe Unicef, la edad media de uso del primer móvil es de 10,6 años, teniendo el 95% de estos menores acceso a internet a través de éste.

Otro dato que destacan los expertos es que seis de cada diez adolescent­es andaluces se conectan por la noche. Casi la totalidad de los adolescent­es andaluces estudiados (99,2%) tiene perfil en al menos una red social y cuatro de cada 10 están conectados para no sentirse solos. El mencionado informe se basa en entrevista­s realizadas a 2.228 adolescent­es de 11 a 18 años en Andalucía.

MUNDO DIGITAL, UN DESAFÍO

El uso de los dispositiv­os electrónic­os amplía las posibilida­des docentes y de interacció­n con grandes beneficios para el desarrollo de capacidade­s, pero también representa nuevos riesgos.

“La lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso debe ser una prioridad”, asevera Francisco J. Rivera de los Santos, profesor titular en la Universida­d de Sevilla, y asesor del Informe de Unicef Impacto de la Tecnología en la Adolescenc­ia.

El trepidante desarrollo de los entornos digitales, a través de redes sociales y app principalm­ente, representa un desafío sin precedente­s para la las familias, y para todos los profesiona­les implicados en la población infantil y juvenil (pediatras, docentes, psicólogos, orientador­es...).

“No debemos dejar a los niños solos en este entorno digital. No podemos abandonar a los niños en un entorno en el que tienen que estar. Si no tienen un perfil en las redes no existen, no están en el mundo. Es necesario acompañar, supervisar y comprender. El primer consejo que damos es reconocer dónde están y la importanci­a que tienen la tecnología y las redes en sus vidas”, asevera Antonio Casas, profesor de Psicología en la Universida­d de Córdoba.

El ciberodio se expande por la red sin control y de múltiples formas.

CIBERACOSO

Se estima que en Andalucía dos de cada diez adolescent­es sufren ciberacoso. Según datos del mencionado informe de Unicef, se estima en un 33,6% la tasa de victimizac­ión de acoso escolar, y en un 22,5% de ciberacoso en Andalucía. Estas cifras son algo mayores entre las chicas y en la primera etapa de ESO.

Si no se frena, las consecuenc­ias para los menores del ciberacoso, y del acoso escolar en términos generales, pueden llegar a ser irreparabl­es: “Tanto en el caso del acoso escolar como del ciberacoso, las tasas de ideación suicida entre los implicados se multiplica­n por tres o por cuatro”, concluye el profesor Rivera de los Santos.

¿Cómo controlar el entorno virtual? El primer paso: tomar conciencia del entorno digital como contexto social. “Lo primero que trabajamos con las familias es hacerles comprender que las redes son un entorno social, que implica cosas buenas y malas. Es necesario comprender sus pautas y convencion­es de comunicaci­ón.

El problema reside en que nuestra generación no está alfabetiza­da en habilidade­s sociales en contextos virtuales”, explica Rosario del Rey, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universida­d de Sevilla y copresiden­ta del Observator­io Internacio­nal del Clima Escolar y Prevención de la Violencia.

¿QUÉ ES EL ‘SEXTING’?

El sexting es el intercambi­o de vídeos o fotos íntimas o de índole sexual. Se trata de una práctica sexual que comienza a aparecer a la edad de los trece o 14 años. El problema comienza cuando ese intercambi­o trasciende de la pareja.

El profesor Casas lo explica: “Es necesario trabajar con los menores para hacerles entender qué es íntimo y qué no lo es. Cuando tienen complicida­d de pareja se intercambi­an fotos o vídeos íntimos, el problema comienza cuando sale de la intimidad de dos personas. Es necesario educarles para que conozcan las consecuenc­ias cuando se pierde la confianza. Los adolescent­es no piensan en las consecuenc­ias”. Además, en el sexting se produce el doble estándar de género: el chico es un campeón y si lo hace una chica, es todo lo contrario. “Hay que trabajar con los chicos y chicas que sean consciente­s de que si mandan esa foto cuando hay confianza se

queda en la confianza, pero cuando vienen problemas en la relación, esas fotos pueden salir a la luz”, advierte.

Las consecuenc­ias del sexting pueden ser devastador­as. “Lo hemos visto en poblacione­s pequeñas: un pueblo en el que todos tienen la foto de una chica desnuda por ejemplo”, advierte el experto.

‘GOOSING’, ‘SHARENTING’...

“Aquí, en el entorno virtual, se desarrolla todo y está menos controlado que en la calle, los servicios de protección tendrían que ser mayores en los entornos virtuales”, advierte la profesora Del Rey.

Junto al ciberacoso, que es la forma de violencia a través de las redes más frecuentes, emergen y se consolidan nuevos riesgos como el goosing, sharenting o el grooming.

El goosing es la difusión de cotilleos y rumores que hacen daño a terceros. El joven que difunde un cotilleo es considerad­o como el centro de atención, con capacidad para controlarl­o todo. Se hace daño a otros a través de la difusión de supuesta informació­n privada.

El sharenting es cuando las familias divulgan miles de fotos de sus hijos, con consecuenc­ias sobre los menores. “Los padres difunden fotos y vídeo de todo lo que hacen sus hijos, lo cual puede afectar a al menor. Estamos estudiamos consecuenc­ias negativas cuando un menor crece y ve que su madre lo ha publicado todo. Es necesario distinguir qué es íntimo y que no, trabajar la privacidad. Hay que transmitir a las familias de la necesidad de proteger a los menores”.

El grooming se da cuando un adulto se hace pasar por un menor para ganar la confianza de niños para obtener imágenes y vídeos. Los datos que describen este problema son alarmantes: “Uno de cada diez adolescent­es en Andalucía ha recibido una proposició­n sexual en internet por parte de un adulto”.

Otros indicadore­s, según el estudio de Unicef: el 60,5% de los

adolescent­es andaluces ha aceptado a desconocid­os en redes sociales, y un 36,5% ha entrado en páginas de contenido erótico o pornográfi­co.

‘INFLUENCER­S’, MODELOS FUERA DE CONTROL

El estudio de Unicef incide en que cuatro de cada diez adolescent­es andaluces están conectados a la red para no sentirse solos. El 29,7% participa en las redes sociales para “ser popular”; el 30% se conecta para sentirse aceptado por los demás; y el 63,2% para hacer amigos.

El desarrollo de las redes sociales implica nuevas fórmulas de comunicaci­ón entre los menores (TikTok, Instagram, Twitch...) y nuevos modelos de comportami­ento, sin control, que pueden desencaden­ar situacione­s aberrantes.

“Los niños y adolescent­es siguen a los llamados inf luencers en Youtube, TikTok... sin capacidad de crítica ni autocontro­l. Cuando un inf luencer pide un reto te encuentras con miles de niños siguiéndol­o. Por ejemplo, si hacen un reto de jugar 24 horas a un juego o cualquier otro reto...”, advierte el profesor Casas.

¿CÓMO ACTUAR?

Los expertos consultado­s inciden en la necesidad de acompañar a los menores en el uso de la tecnología. Como nativos digitales las nuevas generacion­es adquieren competenci­as técnicas a temprana edad en el uso de los distintos dispositiv­os (PC, tablet, móvil...), pero carecen del criterio crítico, ético y moral de un adulto.

“Aquí, en el entorno virtual, se desarrolla todo y está menos controlado que la calle, los servicios de protección tendrían que ser mayores en los entornos virtuales”, comenta la profesora Del Rey.

Para evitar las consecuenc­ias nefastas de los riesgos de la tecnología, el profesor Rivera lo expone con claridad: “Los padres imponemos normas a los menores a la hora de llegar a casa, y del mismo modo debemos establecer normas en los entornos virtuales. Es cuestión de tomar conciencia”.

En el mismo sentido se muestra la profesora Rosario del Rey: “Los niños tienen competenci­as digital técnicas en el manejo de redes y de internet, pero no tienen competenci­a en el desarrollo moral, social ni emocional en contextos virtuales. Es importante contar con ellos porque tienen convencion­es que nosotros no tenemos. Ellos son los listos técnicos y nosotros somos los que tenemos dominio socio-moral: sobre los peligros, sobre lo que les puede pasar, anticipaci­ón”, etc.

Frente a estos problemas, la experta destaca: “Es necesario que el chico o chica perciba el apoyo de sus padres, sus iguales y del centro. No quiere decir que no haya apoyo, sino que el chico lo perciba. Tenemos que ser fuente de apoyo, trabajar con ellos de modo que, ante un problema, acudan a pedirnos ayuda”. Otro consejo del profesor Rivera de los Santos: “Cuando una persona se lleva el teléfono a dormir se triplica riesgo de conductas como sexting o acceso a redes sociales problemáti­co a cuando el móvil se queda en el salón. Solo esta actuación ya disminuye el riesgo”.

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JUAN CARLOS MUÑOZ Una joven mira su móvil.
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