EL MEJOR PAÍS DEL MUNDO
MI amiga Marta me dice que sonría, puesto que quizás mañana se nos caigan los dientes. Mi amigo Lucas, un ferviente consumidor de melancolía a granel, mantiene que hay mucha más elegancia y justificación en la tristeza, que en el bullicio y la irresponsabilidad de quienes son felices en un mundo que asiste impertérrito a el genocidio de Ucrania, mientras celebra la fiesta colectiva que es un Mundial de fútbol en un país en el que la libertad de las mujeres y homosexuales está tan prohibida como tomarse una cerveza bien fría. Sin embargo, pese a sus diferentes actitudes ante la vida, Marta y Lucas coinciden en creer que España es el mejor país del mundo para vivir. Por sus gentes, sencillas, nobles y dispuestas a ayudar en general. Por su clima, su cultura tan diversa como sus montes y playas, pero siempre plenas de atractivos; y por su democracia, pese a ser ésta mejorable.