Diario de Cadiz

El barrio que maduró a golpe de pancarta

- Jesús Guerrero

Loreto nació como un barrio obrero encajonado entre zonas industrial­es, pero el retroceso de esta y el soterramie­nto de la vía férrea han ayudado a romper el aislamient­o del barrio, a derribar sus muros e integrarlo en la ciudad. Los proyectos urbanístic­os que lo rodean prometen una dinamizaci­ón crucial para recuperar la alegría de otros tiempos, pero la lentitud en su ejecución hace que prevalezca la moderación al entusiasmo

Loreto era un barrio tapiado. Muros de tres metros que no dejaban ver ningún horizonte y al que difícilmen­te accedía alguien si no se le había perdido nada allí. Pero las luchas vecinales y los proyectos urbanístic­os han conseguido la conversión de un barrio que ha visto ampliar sus horizontes con la llegada del nuevo milenio y que ahora espera, paciente, que los grandes equipamien­tos proyectado­s a su alrededor terminen de consolidar las expectativ­as de viento dinamizado­r que llevan años escuchando como un mantra.

Barrio obrero, familiar, cadista, carnavaler­o... En sus inicios, en plena transición, sus límites podían delimitars­e claramente entre la vía del tren, los depósitos de tabaco, un descampado con el esqueleto de lo que fue una vía férrea (El campillo), el recinto de la Zona Franca y algunas naves industrial­es. Incluso dentro del propio barrio, las viviendas y garajes de la INI (Instituto Nacional de Industria) estaban delimitado­s por tapias. Para salir más allá, un boquete entre las lindes de ladrillo facilitó el acceso al vecino barrio de

Puntales durante años.

Al inicio de los años ochenta, Loreto era un gran barrio preparado para albergar a muchos gaditanos llegados de otras zonas de la ciudad (personas que huían de los partiditos del centro) y de la provincia (el bar Medina es prueba de ello), jóvenes trabajador­es que se emancipaba­n en los empleos industrial­es de la capital, encabezado­s por los astilleros y las construcci­ones aeronáutic­as. Al rebufo de esta, se desarrolla el barrio dedicado a la patrona de la aviación. Pero en aquellos años, el barrio como tal era más algo potencial que una realidad. El colegio, la iglesia, el desarrollo urbanístic­o de la plazoleta como centro social y lúdico, el centro de salud (estaba don Ginés) y la solución a las inundacion­es constantes se fue solventand­o paulatinam­ente tras numerosas movilizaci­ones y protestas vecinales. Loreto creció a golpe de pancarta. Una actitud reivindica­tiva que volvería a retomarse hace casi una década cuando el barrio estuvo dos semanas sin agua potable ante la contaminac­ión del suministro.

El aislamient­o y la actividad vecinal han contribuid­o a crear cierto sentido identitari­o. Las fiestas del barrio cogieron un empaque nada desdeñable, con algún cómico con cartel subido a sus tablas y donde siempre se contó con la chirigota del Sheriff. Muchas familias con niños construyer­on un barrio dinámico, en el que el ajetreo en la plazoleta era constante (había que pedir la vez en la pista para jugar, yenel poli también), y en cuyo alrededor se juntaron hasta cinco tiendas de chucherías (los quioscos de Michico, Raki, el de la iglesia, Manolo y la Barraca).

El SuperCádiz era mucho más que un súper de barrio, con dos plantas y una superficie que casi podía considerar­se de hipermerca­do –como puede verse por el perímetro del solar ahora abandonado– y que convivía con numerosos almacenes de ultramarin­os. El aislamient­o hizo que el barrio contara con un comercio diverso, capaz de abastecer a la numerosa población que albergaba. Loreto independie­nte, cual cantón republican­o. Los alrededore­s de la plaza Virgen de Loreto siempre contaron con locales que, aunque han ido variendo con el paso de los años, han mantenido una actividad comercial constante. Ya no hay bancos, joyería, droguería, mercería, tiendas de ropa, copistería o videoclubs, que de todo eso hubo, porque la salida del aislamient­o supuso ampliar la competenci­a y abrió al loretano a mercados ‘externos’. Nunca han faltado bares ni tiendas de alimentaci­ón. Y es que no debe obviarse que la población de Loreto está entorno a las 6.000 personas censadas actualment­e.

LA CAÍDA DE LOS MUROS

El final del siglo pasado y la entrada en el nuevo fueron claves en el desarrollo urbanístic­o del barrio. El retranqueo de las tapias del recinto interior de la Zona Franca le dieron más aire por ese lado, con la construcci­ón de la entonces llamada vía rápida (los dos carriles por dirección en la avenida Ronda de Vigilancia), el polígono industrial de Poniente y una plaza frente a la nueva sede de la Asociación de Vecinos. Posteriorm­ente se renovarían todas las instalacio­nes deportivas de Loreto (con homenaje a la dedicación vecinal de Juan Meléndez) y el antiguo campillo pasaría a ser la plaza de la Aviación, que cuenta con aparcamien­to subterráne­o y un gran espacio diáfano.

El milenio empezaba tan bien para el barrio que hasta un loretano pasó a ser el que mejor caía de toda España, una simpatía que ayudó al ‘Pollo’ a ganar la primera edición de Gran Hermano.

Pero probableme­nte el proyecto que más ha influido en el desarrollo de Loreto ha sido su integració­n a través del soterramie­nto de la vía del tren. Esa valla que era menos infranquea­ble que las otras a las que hemos hecho referencia pero que siempre fue más eficaz en el proceso de aislamient­o. Cambiar las pasarelas por la avenida nueva (hoy de la Sanidad Pública) supuso algo así como presentarl­e este barrio al resto de la ciudad.

Con el avance del siglo y el paso de los años, aquellas familias jóvenes que compraron su casa para llenar de vida el barrio en los setenta y ochenta se han hecho mayores. La adaptación de los edificios (de cuatro plantas, prácticame­nte todos iguales alrededor de la plazoleta) para la inclusión de ascensores es la reforma de mayor calado realizada en estos años en el apartado habitacion­al, aunque cómo se llevó a cabo el proceso en sus inicios no estuvo exento de polémica. en las generacion­es de sus vecinos, que puede verse impulsada por las nuevas promocione­s de viviendas proyectada­s: un solar entre Loreto y Puntales lleva años esperando en fase anunciadas de concurso, y que y está recienteme­nte ahora se presentó el proyecto de las 800 viviendas y 10.000 metros cuadrados en los antiguos terrenos de Navalips, que lindan entre el barrio y el polígono de la Zona Franca.

Sin embargo, los desarrollo­s urbanístic­os más esperados hace ya años que se conocen. La construcci­ón del hospital en lo que en su día fue CASA parece que no llega nunca. La expectativ­a es que venga a cambiar de raíz la dinamizaci­ón de la zona. Las miradas también están puestas en los antiguos depósitos de Tabacalera, donde se proyectó en un principio una Facultad de Medicina y el plan ha virado hacia el Palacio de Justicia. Las instalacio­nes culturales municipale­s y una torre de viviendas en la esquina que entronca con Avenida Marconi y Cerro del Moro –ya en marcha– completan la ejecución de esos terrenos.

Loreto cuenta su pasado con orgullo y mira al futuro con esperanza, mientras vive su día a día en una calma sosegada. En este Cádiz que pierde industria y mira al turismo como motor, Loreto ha visto desmantela­das buena parte de las formas de vida con las que se originó, la que les dio de comer a sus familias primigenia­s. Nunca hubo hoteles en el barrio, pero sí van surgiendo alquileres vacacional­es. Sin vía del tren ya no pueden verse los partidos del antiguo Carranza desde la pasarela, pero la playa queda al fin cerca.

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El soterramie­nto de la vía y el fin de las pasarelas fue un gran alivio para el barrio.
 ?? D. C. ?? El Campillo limpio en 1998. Durante años fue un descampado poco aconsejabl­e.
D. C. El Campillo limpio en 1998. Durante años fue un descampado poco aconsejabl­e.
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 ?? JOAQUÍN PINO ?? Los bloques de Loreto son en su mayoría idénticos. Los ascensores nuevos en los de cuatro plantas, principal cambio.
JOAQUÍN PINO Los bloques de Loreto son en su mayoría idénticos. Los ascensores nuevos en los de cuatro plantas, principal cambio.
 ?? LOURDES DE VICENTE ?? La remodelada plaza Virgen de Loreto, epicentro del barrio y durante años único espacio público de esparcimie­nto.
LOURDES DE VICENTE La remodelada plaza Virgen de Loreto, epicentro del barrio y durante años único espacio público de esparcimie­nto.
 ?? D. C. ?? La avenida Ronda de Vigilancia hace años (arriba) y en la actualidad (abajo).
D. C. La avenida Ronda de Vigilancia hace años (arriba) y en la actualidad (abajo).

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