Diario de Cadiz

35 grados para estos toros

● Los decepciona­ntes toros de Garcigrand­e se cargan el martes de farolillos y hoy vuelven con su segundo hierro, el de Domingo Hernández

- Gloria Sánchez-Grande

Un niño pequeño, un crío de unos cinco años, ha horadado el tendido alto de sol. A la caída del sexto toro tendrían que verse los surcos en las últimas filas sobre la meseta de toriles. Vestía un sombrerill­o claro y pantalón corto azul marino. Muy rubio el pequeño. Parecía extranjero. Ha pasado la corrida paseando y corriendo de punta a punta, a 35 grados. La piel de los brazos y las piernas se le iba encendiend­o conforme salían los toros. Qué calor. Probecillo. Dormirá como un bendito esta noche.

Las calvas en el sol eran hoy considerab­les. Natural. Era imposible aguantar ahí. En taquilla, el papel estaba casi vendido, pero hay gente que ha desistido acudir a La Maestranza este martes de farolillos. Antes de empezar la corrida, los vendedores de abanicos, sombreros y agua fría hicieron el agosto.

Por la mañana, un matador de toros ya retirado me contaba que la afición de Sevilla, cuando se ponía, era muy puñetera. Se refería al espíritu analítico del público de sombra, al momento en el que decidían, con espíritu casi científico, si un torero merecía “ser de Sevilla” o no. Si le concedían el carnet, vaya.

Alejandro Talavante cortó ayer una oreja, pero envuelta en críticas y reproches. “Yo he visto a un buen Talavante, pero le ha faltado tensión”, decían unos. “Le ha sobrado corrección”, respondía otro. “Parece que se está guardado algo y ya ha gastado todos sus toros de la Feria”, contestaba un tercero. El extremeño ha caído gordo en Sevilla este año.

Personalme­nte, me gustó. Le tocó en suerte el único toro salvable –aplaudido en el arrastre– de una corrida desastrosa de Garcigrand­e-Domingo Hernández. De embestida alocada y anovillada, eso sí. Un animal,

Serrador, que se movía mucho y con el que Talavante improvisó. Un soplo fresco en mitad del ardimiento.

Y lo demás, la catástrofe ganadera. Sobre todo los cuatro

Mira que han salido toros feos, pero el cuarto era un espanto: cuesta arriba, silleto, boyancón...

colorados del feo encierro charro. Porque mira que han salido toros feos. El cuarto era un espanto: cuesta arriba, silleto, boyancón, con hechuras de toro antiguo. Encima, se llamaba

Espléndido. Algo debió ocurrir en los corrales, con cuatro ejemplares rechazados en el reconocimi­ento porque Justo Hernández conoce de sobra cómo es el toro de Sevilla. Hoy, miércoles de farolillos, vuelve la misma ganadería, pero de la sucursal que ahora regenta su hermana, Concha Hernández. A poco que hagan sus toros, serán mejores.

En cuadrillas estuvieron muy bien el banderille­ro Jesús Díez

Fini y el picador Manuel J. Ruiz Román, aunque más que picar, los varilargue­ros dieron sustos.

Lo mejor es que la corrida transcurri­ó rápida. Dos horas de función. El Juli no se dio coba. Tiene que estar muy enfadado ahora mismo.

“Necesito beberme una manzanilla helada, pero helada de caerse los dientes”, se escuchaba en el vomitorio a la salida. Hoy, más calor. Al niño del tendido del sol sus padres deberían untarlo de Nivea antes de acostarlo.

 ?? JOSÉ ÁNGEL GARCÍA ?? Talavante torea de capa genuflexo mientras los tendidos de sol sufren de lo lindo en el calor de la tarde.
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Talavante torea de capa genuflexo mientras los tendidos de sol sufren de lo lindo en el calor de la tarde.

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