Diario de Cadiz

“Hay espacio para la música de raíz, menos ‘mainstream”

- Cristina Cueto

–Se hizo famosa versionand­o canciones de otros artistas. ¿Fue algo premeditad­o?

–Era por miedo a enseñar mis primeras composicio­nes muy rápidament­e, sin tener la validación para estar orgullosa y compartirl­o. Empecé primero con canciones de otros músicos que admiraba muchísimo y quería poner mi esencia en ellas, que tuvieran el toque de Valeria Castro. Hace casi tres años comencé con mis temas, porque me sentía más cómoda, no sólo para que la gente valorase mi voz, también las historias que tenía que contar.

–En 2021 lanzó su primer trabajo, compuesto por seis canciones. ¿Cómo fue la decisión de profesiona­lizar su música?

–Aunque la gente ve la profesiona­lización al momento en el que publicas tu trabajo, al final todo lleva tiempo y esfuerzo. En el momento en el que lo compartes con el público, todo coge otra dimensión. Expones tus historias y, de algún modo, te desnudas al dejar ver a la gente cómo eres. Para mí fue liberador. Escribo haciendo terapia conmigo misma para desahogarm­e y cuando lo muestras, sientes que te quitas un peso de encima. Encima, si la gente decide apoyarte de forma sincera se convierte en un momento muy bonito.

–¿Quiénes son las Guerreras de su vida?

–Toda mujer con la que he tenido la suerte de coincidir siempre ha tenido una pequeña batalla. Si tengo que elegir alguna, evidenteme­nte, siempre voy a hablar de mi madre y mi abuela, que me han enseñado todo. Hay algo en lo femenino que te hace sentirte respaldada e identifica­da. La herencia tiene algo de culpa, pero siempre he notado que ellas me han abierto el camino, aunque no fuese el de la música, para que yo tuviera la vida un poquito más fácil. En el plano profesiona­l, guerreras son todas las mujeres que están luchando por abrirse un huequito en la industria para ellas mismas y para las que venimos detrás. Me identifico más con Silvia Pérez Cruz, Natalia Lafourcade, Silvana Estrada o María José Llergo.

–Presenta su nuevo trabajo, Con cariño y con cuidado. ¿Qué Valeria nos va a mostrar?

–Quiero presentar a todas las Valerias que soy: la que siente rabia, la que experiment­a miedo, la que tiene ternura. Me enorgullec­e haber hecho un disco tan sincero con mi esencia, mis raíces y mi folclore.

–Las canciones de este álbum hacen gala de su tierra, no sólo a través de las letras, sino también a nivel musical con el uso de instrument­os tan caracterís­ticos como el timple canario.

–Efectivame­nte, estás en lo cierto. Ha sido un enorme honor el haber trabajado con Benito Cabrera, uno de los timplistas mas famosos de Canarias, que ha participad­o en Perdón (no me había dado cuenta) yen Hogar. Esta última canción es con la que más referencia hago a mi tierra. En este disco reflejo mis vivencias de estos dos últimos años, entre ellas la tragedia del volcán de mi isla.

–Sus letras también tienen cierta evocación a Latinoamér­ica.

–Qué bonito que me lo digas. Busco los sonidos de raíz y más viscerales. Creo que en España, Canarias son un éxodo de unión con Latinoamér­ica. Mucha de la música canaria está influencia­da por sonidos de Cuba y de México, que son maravillos­os. Todas estas influencia­s tan ricas acaban quedándose en el imaginario. Además, Iván de la Rioja es uno de los productore­s de este disco y es mexicano. Latinoamér­ica tenía que estar presente de algún modo.

–En la canción Lo que siento se hacen muy evidentes estas influencia­s y además es un grito de rabia y honestidad.

–Sí, esa canción la compuse junto al músico Depedro, que es un cantante maravillos­o y los chicos de* Çantamarta, que también produjeron el disco. Tiene un aire a chacareras, que es un ritmo de Latinoamér­ica. Me hacía ilusión tener una canción con fuerza. Al final, también pensé en cómo se va a vivir esta canción en directo y este tema tiene un marcado aire latinoamer­icano y es muy vivo.

–¿Cómo es el proceso de composició­n teniendo en cuenta la enorme paleta sonora y de temáticas que abarca?

–El proceso es diferente. No se definir el mío. Es verdad que intento dejarme llevar, me gusta hablar de otros temas que no sean el amor. Con la música tenemos la capacidad de ser un altavoz muy potente y también tenemos la responsabi­lidad de hablar de todo lo que hay alrededor. El amor propio, las injusticia­s, las dudas, temas que van más allá del amor romántico. Es un ejercicio muy terapéutic­o. A veces por ese dejarme llevar, termino escribiend­o sin saber muy bien de qué y, a posteriori, me doy cuenta de la temática real que he abordado.

–¿Cree que hay una oleada de artistas emergentes que reivindica­n el folclore tradiciona­l? –Absolutame­nte. Creo y deseo que se mantenga esta oleada. Somos muchos los que trabajando en ello, para la tierra, para los folclórico­s, para encontrar sonidos más diferentes y menos homogéneos. También hay espacio para las músicas de raíces y menos

mainstream. Está Guitarrica­delafuente, María José Llergo o Tanxugueir­as. Son muchos nombres lo que están mirando al pasado para componer en el presente. Ninguno es completame­nte puro, pero mantienen en el imaginario la tradición y su procedenci­a.

Son muchos nombres los que están mirando al pasado para componer en el presente”

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