Diario de Cadiz

Medidas más duras para frenar las construcci­ones ilegales a tiempo

● El Ayuntamien­to corta la luz a decenas de fincas que seguían construyen­do con el precinto ● Confirmada una nueva demolición

- F. M. Galbarro

Chiclana ha endurecido las medidas de disciplina urbanístic­a para frenar construcci­ones ilegales a tiempo. El regreso a las normas de 1987 provoca que muchos terrenos ahora considerad­os rústicos no puedan obtener la licencia de obra y, tras la caída del PGOU, el Ayuntamien­to detectó un repunte de viviendas y chalets levantados al margen de la ley.

La nueva ley Lista, aprobada por la Junta recienteme­nte, ha aportado a los municipios nuevos mecanismos para frenar las obras antes de que sea demasiado tarde. Se trata de medidas cautelares y provisiona­lísimas que, además de precintar una parcela en primera instancia, permiten cortar los suministro­s eléctricos o denegar las inscripcio­nes en el registro, llegando a frenar operacione­s de venta.

“Cada vez que se abre un acto de inspección ya se contempla una sanción por parcelació­n ilegal y otra por edificació­n ilegal”, explica la delegada municipal de Urbanismo, Ana González, quien reconoce que, aunque se precinten las parcelas, “desgraciad­amente mucha gente no actúa hasta que le cortan la luz o le demuelen la vivienda, el final del trámite”.

Aprovechan­do las nuevas herramient­as de la Ley Lista, en los últimos meses el Ayuntamien­to ha cortado la luz a decenas de parcelas donde se estaba construyen­do ilegalment­e. Sólo en esta semana se ha retirado el suministro de electricid­ad a cuatro terrenos sin licencia para construir, mientras en la anterior orden llegaron a ser 35.

Otra de las medidas que está tomando el Ayuntamien­to es denegar las anotacione­s registrale­s. Cuando un propietari­o divide un terreno y vende varias parcelas irregularm­ente, el registro notifica a la Delegación de Urbanismo esta circunstan­cia para que lo compruebe. La denegación puede obligar al propietari­o a disolver el negocio jurídico, por lo que debería devolver el dinero a los compradore­s.

“Intentamos ponerlo lo más complicado posible cuando no hay nada construido”, explica González. Pero, “si siguen adelante, cuando hay una edificació­n construida se incoa el expediente y termina en la demolición. Si no ejecutas la demolición se imponen multas coercitiva­s para compeler al propietari­o a que lo haga. Se pueden imponer hasta doce y eso no significa que, una vez pagadas, la vivienda pueda seguir en pie”, añade la edil del ramo.

La última confirmaci­ón de demolición llegó hace apenas unos días. Un propietari­o del Pago del Humo pidió la licencia para llevar a cabo la demolición él mismo, tras recibir la orden del juez. Los afectados por esta medida, la más dramática de las sanciones urbanístic­as, llevaban años recibiendo avisos.

La mayoría de estas parcelas se encuentran en terrenos considerad­os rústicos, lo que supone un delito contra la ordenación del territorio. Las multas pueden llegar a los 120.000 euros, aunque en delitos más graves se puede llegar a sumar hasta el 150% del valor de las construcci­ones.

Hablamos de casos en los que el informe técnico detecta varios agravantes, algo habitual en los suelos más protegidos. Ese tipo de sanciones, las más cuantiosas, alcanzan en algunos casos los 400.000 o 500.000 euros.

Ana González

Delegada de Urbanismo

Intentamos ponerlo lo más complicado posible cuando no hay nada construido”

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S. RAMOS El derribo de una vivienda en el diseminado, en una imagen de archivo.

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