Los amplios esquemas del arte actual
● El artista jerezano MORAGLEZ llega ahora hasta las estancias del Castillo de San Romualdo de San Fernando con una amplia muestra de sus abiertas posiciones creativas
EXISTEN muchos artistas que, por culpa de esas veleidades del arte y sus arbitrarias circunstancias, pasan muy desapercibidos dentro de ese gran espacio que es el universo de la creación plástica. Jóvenes a los que se les concede muy pocas oportunidades para posicionarse en la, cada vez más, escasa dinámica expositiva. Que encuentren un hueco en ese complejo paisaje es cosa harto difícil; máxime en estos momentos en los que se han visto reducidas las muestras con muchas galerías cerradas y las instituciones dando la espalda a la apuesta artística que hubo en otros tiempos. José Miguel González Mora, MORAGLEZ en los carteles, es un joven artista –nacido en Jerez en 1994– de esos que hoy llaman multidisciplinar y que no es otra cosa, aunque los resabidillos de lo artístico pontifiquen con otras estúpidas dialécticas, que artista que toca muchos palos: es pintor, escultor, dibujante, diseñador, cartelista…; autor, por tanto, de muy amplio espectro y siempre magnífico ejecutor de un arte que él hace grande poniendo el máximo entusiasmo en sus amplias realizaciones.
El artista jerezano es un diseñador nato, que posee una absoluta solvencia creativa
Se trata de un artista que hemos descubierto hace poco y que nos ha convencido ampliamente por un desparpajo creativo considerable, por su visión preclara de lo que es el arte de hoy y que no es sino la traslación moderna del arte de siempre, por una conciencia plástica superior puesta de manifiesto en un contundente y exacto manejo de las formas compositivas. Es, además, un artista que sabe utilizar rigurosamente las nuevas tecnologías para lo que, de verdad, deben ser utilizadas, no para justificar carencias ni centrar falsas y absurdas entelequias. Es un dibujante de absoluta lucidez, de aquellos que disponen de una línea gráfica elegante, que a veces se hace espectacular; un dibujante que sabe componer, que distribuye sabiamente toda esa estructura que define sin reveses. Es, en definitiva, artista consciente de que el dibujo es la base poderosa donde se sustenta casi todo.
Pero MORAGLEZ no sólo mantiene expectantes los sobrios argumentos del dibujo. Es diseñador nato, de absoluta solvencia creativa, planteando que la ilustración de lo real –que es, básicamente, el sustento del diseño– debe posicionarse, ante todo, en la claridad de lo que representa, en aquellas fórmulas que hagan visible la realidad de forma justa y sin desvirtuaciones intelectualoides que a nada conducen. Hoy existe demasiada cohetería y rebuscados argumentos para replantear conceptualmente lo que no es bien planteado técnicamente. Su diseño es de fácil lectura, posee una argumentación perfectamente definida en continente y contenido. Es, asimismo, importante cartelista –su última obra premiada ha sido el cartel anunciador del significativo festival flamenco Potaje de Morón– dotando a sus creaciones de una sabia argumentación, una claridad aplastante que llega a todas las miradas y unos planteamientos compositivos lúcidos y clarificadores ajenos a tantos planteamientos vacíos que necesitan prospectos explicativos y manuales de instrucciones.
Ahora llega hasta las estancias del Castillo de San Romualdo de San Fernando con una amplia muestra de sus abiertas posiciones creativas. Obras de muy dispar naturaleza que ofrecen el puro testimonio de lo realizado con mucha solvencia y determinante capacidad creativa. Se trata de una exposición donde nos encontramos muchos de los felices trabajos de un joven que sabe lo que hace, que yuxtapone los postulados clásicos a las experiencias de un arte nuevo, diluyendo con ello posiciones encontradas y desarrollando una plástica que nos conduce por ofertas claras, de fácil comprensión y que dejan, al mismo tiempo, las referencias de lo que la mirada debe descubrir y asimilar. Estamos ante una exposición bien concebida, bien planteada y bien llevada a escena. El diseño juega sus cartas con la oferta cartelística; el dibujo y la pintura diluyen sus fronteras y aúnan realidades. Bocetos para esculturas hablan bien a las claras de
Es pintor, escultor, dibujante, diseñador, cartelista…, autor de muy amplio espectro
argumentos tridimensionales que, a veces, proclaman escenas de gran monumentalidad. Es, pues, una muestra que amplía los horizontes creativos, haciendo que el espectador se sumerja en las profundidades de un arte total donde todo queda suscrito a una ambientación de profunda solvencia artística.
MORAGLEZ es uno de esos jóvenes realizadores con diáfanos horizontes. Estamos seguros de que a su camino le depara una meta con muchas posibilidades.