Diario de Cadiz

Un plan sencillo

● Cuando la temida ley de Murphy aparece, todo lo calculado puede transforma­rse en un auténtico caos

- ▼ JOSÉ LUIS VIDAL

SI los desapareci­dos escritores James Hadley Cahse, Jim Thompson y Elmore Leonard, nombres clave del género negro y su evolución, expansión hacia otros terrenos y argumentos, tuvieran la oportunida­d de opinar sobre la calidad del cómic

Balas Perdidas, estoy seguro que uno de los primeros adjetivos que acudiría a sus bocas es “sobresalie­nte”.

Y es que ellos comprender­ían muy bien, tal como reflejaron en muchas de sus novelas, que una buena historia noir también puede acontecer en un ambiente de lo más cotidiano, uno de esos hogares norteameri­canos en los que, en apariencia, nunca pasa nada pero una explosión de violencia puede llegar en el momento menos esperado.

David Lapham, el autor de este cómic, ha creado, a lo largo de los años, una rica saga en la que utilizando el método “vidas cruzadas” nos ha ido presentand­o, saltando con genialidad a través del tiempo, las historias de varios personajes.

En Sunshine & Roses, su argumento se ha centrado en la relación que nace entre Orson, un chico de lo más normal que, atraído por la oscuridad de un mundo que no conoce, beberá los vientos por uno de los personajes más rico en matices y a la vez problemáti­cos de esta historia, Beth.

Juntos, entre el consumo de drogas, alcohol y sesiones de sexo desenfrena­do, van a trazar un plan con el que hacerse con una sustancios­a cantidad de dinero y, a la vez, salvar la vida de Rita, su mejor amiga, a la que el peligroso Kretch, un tipo del que yo no me fiaría ni un pelo, retiene…

Todo parecía calculado al milímetro en una maqueta donde reprodujer­on el plano del antro al que debían acceder, el Cock’s Crow, un lugar lleno de prostituta­s y, sobre todo, mucho, muchísimo peligro, ya que al frente de éste se encuentra Spanish Scott, al que todos los que seguís esta saga ya conocéis, sabiendo que más vale no meterse con él.

Pero claro, este nuevo volumen publicado por Ediciones La Cúpula no lleva el subtítulo de ‘Cambio de planes’ por casualidad, ya que la torpeza, el descontrol que anida en la cabeza de sus protagonis­tas, mezclado con una considerab­le cantidad de alcohol y falta de sueño harán que nada, pero nada, salga como Beth y Orson habían calculado, encontránd­onos a la vuelta de cada página con situacione­s del todo inesperada­s, de las que pocos de sus protagonis­tas van a salir del todo indemnes.

Y es que estos personajes que tan bien maneja Lapham acarrean, como Beth, un pasado que los ha marcado de por vida, siendo ella un perfecto ejemplo, cómo vamos a poder ver en el capítulo titulado La pequeña B y

Boris, en el que daremos un salto a la infancia de la joven, en una peripecia surrealist­a pero que nos va a dar la principal pista de el por qué de su comportami­ento y devoción por Amy Racecar, un personaje ficticio, y que nace de un violento episodio que implica directamen­te a sus progenitor­es.

David Lapham, el autor de este cómic, ha creado, a lo largo de los años, una rica saga

Otro de los personajes clave en la trama, a su pesar, es el joven hijo de Rose, otro de los peones en el plan. El chico sufre un retraso que le convierte en diana de las maldades de una pandilla de chicos del barrio.

¿Y qué podía ser lo peor que ocurriera en este momento? Pues que a sus inocentes manos llegue un arma de fuego que roba a la descontrol­ada de su madre, que tan solo piensa en volver a llevarse al deseado Orson al catre.

Pues bien, Beth, Orson, Rita, Rose, Joey, Spanish

Scott, Monstruo, BJ y algunos personajes más que vamos a irnos encontrand­o a lo largo del relato componen el rico dramatis personae de este cómic, esta serie que se ha convertido, por méritos propios, en una de las mejores muestras de lo que el talento de un autor como David Lapham, que también ha cultivado, y sigue haciéndolo, otros géneros, puede hacer con un argumento de tono criminal.

Y si cuando lleguéis al final de este volumen os quedáis con ganas de más, tened paciencia, amigos lectores, ya que aún vamos a poder disfrutar de las peripecias de estos personajes en los dos tomos que restan para completar esta saga, que seguro no tardarán demasiado en llegar a las librerías españolas.

Lo dicho, en ocasiones es mejor dejarse llevar por las circunstan­cias que planear unos pasos, ya que lo inesperado siempre puede aparecer y darle la vuelta a todo.

Y si no que se lo digan a Beth y Orson…

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Historia de terror. Elt
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