A Carmen Sepúlveda Aramburu: la ‘más pequeña’ de las gemelas
Por unos minutos eras la más pequeña de las dos gemelas, querida tía Carmen. Carmen y Asunción (mi madre), Asunción y Carmen, eran las dos jovencitas gemelas que, cinco días antes de la explosión del 47, veían la luz en plena posguerra.
En ese inconfundible chalé de Bahía Blanca 7, conocido entonces como la casa de don Juan Sepúlveda Gutiérrez, excelso director y fundador de la Caja de Ahorros de Cádiz, mi madre y tú, junto al resto de hermanos y familia, vivísteis una vida plena donde la unión entre mi madre y tú fue siempre como un vínculo indisoluble. Además, seguiste la estirpe familiar de tus padres dedicando tus labores profesionales en la banca desde tus comienzos hasta tu jubilación. Eras una trabajadora ejemplar.
Pasaron los años de tu infancia y en tu juventud conociste a un gran hombre, tío Lucio, con quien has compartido casi toda tu vida dándole tu amor, cariño, entrega y una gran familia. Además, esta familia ha crecido más con el tiempo y te ha dado dos nietas.
Nunca olvidaré, y siempre te estaré eternamente agradecido, por cómo te portaste con mi madre ayudándola a cada momento en los últimos años de la enfermedad de mi padre, que gloria goce. Siempre has estado con nosotros de manera ejemplar y has sido para mí como una auténtica madre, siempre dándome tu cariño con la máxima generosidad.
Pero ya sabemos cómo es la vida en algunas ocasiones y, sin saber por qué, esta madrugada del día 11 de abril has decidido marcharte de la tierra de los mortales y reunirte con tus padres, con tu querido hermano Juan (‘el tío Juan’) y el resto de tu familia, quienes seguros lloran de alegría por tu llegada a la gloria reviviendo aquellos maravillosos años de vuestra mágica infancia. Aquí, donde siempre te hemos disfrutado toda la familia, secamos nuestro llanto y consolamos nuestra pena con el hermoso recuerdo de cómo eras y todo lo que nos quisiste, querida tía Carmen. ¡Pero eso no se hace, te has ido sin avisar y sin dejar que te diéramos un beso de despedida!
Nunca te olvidaré, y nunca te olvidaremos, querida tía Carmen, la ‘más pequeña’ de las dos gemelas. ¡Un beso de todo corazón al cielo para siempre!
Jesús M. Seoane Sepúlveda (Correo)