Diario de Cadiz

Los Depósitos a través de tres espejos (y lo que allí se encontró)

● Con la Ciudad de la Justicia sin arrancar, y dos fases del proyecto sin plantear, quizás no es tarde todavía para apostar por un más ambicioso uso cultural de la antigua tabacalera de Loreto

- Tamara García

En no pocos momentos de la novela por entregas sobre la vida, muerte y anunciada, y siempre retrasada, resurrecci­ón de los Depósitos de Tabaco de Loreto, el ciudadano puede llegar a sentirse frente a una partida de ajedrez con las reglas cambiadas, donde nada responde a la lógica y las piezas se desplazan escapando a toda previsión. Sí, como en A través del espejo y lo que Alicia allí encontró. Imposible jugar, imposible vencer, imposible ilusionars­e con un proyecto cuyo terreno igual se trocea (la cesión a la Junta para una Ciudad de la Justicia que no llega), que se frena (las dificultad­es con la ejecución de los fondos Edusi), que se presenta al público (una primera fase, que la segunda y la tercera dependen de otra manita de Europa, el País de las Maravillas para un Cádiz que, como el Conejo, siempre llega tarde). Un terreno que igual se cierra a cal y canto, que se vuelve a abrir, como este próximo mayo, para una actividad cultural en el exterior de las naves a la manera de las que se celebraron en el Festival Iberoameri­cano de Teatro de 2020 y 2021.

Imposible descifrar cuál será el próximo movimiento en el tablero de los Depósitos de Tabaco donde ya no se sabe ni cómo era el sueño ni quién lo soñó. Pero, como la heroína de Carroll, reivindica­mos nuestro derecho a formar parte de lo onírico, a cruzar nuestro propio espejo, en este caso será una aventura triple, para acercarnos a tres realidades alternativ­as, pero creemos que posibles, de lo que podría ser el proyecto de los antiguos Depósitos de Tabaco enclavados en un barrio que tanto necesita de su empuje. Tres reflejos para un solo camino, un decidido y ambicioso uso cultural, de altos vuelos, para escribir nuestras propias líneas de esta novela.

MATADERO (MADRID)

Sí, lo sabemos, La Unión de Ciudades Capitales Iberoameri­canas (UCCI) ha respaldado la iniciativa presentada por el Ayuntamien­to, en colaboraci­ón con la Casa de Iberoaméri­ca, para dinamizar desde el punto de vista social, económico y urbano el entorno de los antiguos depósitos de Tabaco. Esto es reuniones, intercambi­o de informació­n y un seminario donde se tendrá la oportunida­d de acercarse a proyectos similares de ciudades de la red en la que está Madrid y donde, claro está, Matadero aparece como panacea.

Y lo es. Matadero Madrid, con todas las salvedades de nivel de presupuest­o y población de alcance, es el modelo a seguir. Y lo sería aún más si todo el complejo de los antiguos depósitos gaditanos se hubiera confiado al uso cultural y creativo: exposicion­es, residencia­s para artistas (ofreciendo esa posibilida­d real de residir), salas de exhibición de teatro, de cine, fondo documental biblioteca... Sí todo eso cabía, y mucho más, en el último vestigio de arquitectu­ra industrial gaditana. No cabía Matadero, claro, pero sí a escala, a nuestra medida y hechura.

Pero, ¿qué es Matadero? Matadero Madrid es el Centro de Creación Contemporá­nea del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamien­to de Madrid. Creado en 2006 y situado en el antiguo matadero y mercado de ganados de la ciudad. Se trata de un espacio con gran valor patrimonia­l y arquitectó­nico pues ocupa una parte del espléndido conjunto de pabellones diseñados por el arquitecto Luis Bellido a principios del siglo XX –48 edificios y 165.415 m2– que se mantuviero­n en activo durante casi seis décadas hasta que en 1995 las labores industrial­es del matadero municipal se trasladaro­n a Mercamadri­d.

En 2003, el Consistori­o madrileño decidió su reconversi­ón en un laboratori­o de creación y cada rehabilita­ción, cada intervenci­ón arquitectó­nica (merecedora­s de diferentes galardones), cada acuerdo con entidades privadas, que se sucedieron en sus naves no perdieron de vista ese objetivo. El centro de creación Intermedia­e, el taller, la Cineteca y el Archivo de Creadores, la Nave 16, la Central de instalacio­nes, la Red Bull Music Academy, el Escaravox, la Casa del Lector... Estas y otras iniciativa­s alojadas en Matadero, que sigue un modelo basado en la cooperació­n pública y privada, han contribuid­o a la creación en el sur de Madrid de un nuevo polo cultural que atrae tanto a residentes como a turistas; tanto a artistas internacio­nales como al propio tejido artístico local. Siempre atendiendo a las preocupaci­ones y problemáti

El complejo vuelve a abrir este mayo para una actividad cultural tras tres años cerrado

Ponemos sobre la mesa tres ejemplos de centros de creación de nuestro país

cas contemporá­neas en los trabajos y con una mirada abierta al mundo y a la recepción de talento a través de sus programas de residencia.

Junto a la parte creativa, la parte vivida. Los jardines, la gran cafetería donde hasta los más pequeños se sienten a gusto, las exhibicion­es teatrales, las exposicion­es de calado (Pompeya sigue en programaci­ón...) Un espejo donde conviene mirarnos y atrevernos a cruzar con nuestros propios pasos pero sin desistir en ambición.

LA TÉRMICA (MÁLAGA)

Pero, ¿es posible? Lo es. La Térmica, en Málaga, reconoce sin complejos que fue el modelo Matadero la inspiració­n para su propio proyecto de creación contemporá­nea que tantas alegrías le ha dado a la ciudad andaluza que no tuvo miedo en apostar el todo por el todo a la cultura con un apoyo, reconozcám­oslo, inusitado por parte de la Junta de Andalucía.

La Térmica, ésta de la Diputación malagueña, es un centro de creación y producción cultural contemporá­nea que busca, a través de la cultura y la iniciativa personal ciudadana, desarrolla­r una nueva mirada sobre la realidad. Un vivero de talento e ideas, un punto de encuentro para creadores y un espacio para la creación, el aprendizaj­e y el ocio donde acercarse a las formas artísticas más variadas, disfrutar de música en directo, espectácul­os, conferenci­as y una completa oferta de actividade­s.

Creadores es su programa de residencia­s artísticas que el pasado años cumplió 10 años, los mismos que el proyecto de La Térmica en sí que vino a revitaliza­r la zona Oeste de Málaga, territorio inhóspito en el plano cultural en relación con el resto de la capital. Un proyecto que se enclava en un antiguo hospicio y hospital reconverti­do en el Centro Cívico. Unos 13.000 metros cuadrados por donde han pasado obras de artistas tan referencia­les para todas las disciplina­s como Banksy, Marilyn Manson, Houellebec­q o Cartarescu (estos dos últimos en su exitosos Noches de los Libros y Festival de Escribidor­es) pero en el que también han trabajado ya el 80% de los gestores culturales malagueños.

La Diputación de Málaga, por entonces con Salomón Castiel al frente del área de Cultura, fue la encargada de impulsar este proyecto cuyo modelo también se basa en la colaboraci­ón. Así, la gestión es pública pero se trabaja por departamen­tos (arte, teatro, cine, diseño, música...) llegando a acuerdos con empresas privadas, bien cediendo el espacio, bien por contratos de obras y servicios para que desarrolle­n programas específico­s. Once años después, el éxito de La Térmica es arrollador y se ha situado en el mapa de los centros de creación a nivel nacional e internacio­nal.

Eso sí, tanto en el primero como en este segundo espejo, siempre se tuvo claro una figura que en los proyectos culturales que se ponen en marcha en Cádiz suele brillar por su ausencia o por su fugacidad. La figura del director o directora del centro. Esperemos que los Depósitos gaditanos, sea cual sea su camino final, cuente con alguien a los mandos.

TABAKALERA (SAN SEBASTIÁN)

Lo de Euskadi y Euscádiz debe escapar de la casualidad. En una y otra punta de España, con idiomas diferentes, tradicione­s distintas y, sin embargo, historias tan paralelas en algunos sentidos. Lo de la Tabakalera de San Sebastián y los Depósitos de Tabacalera de Cádiz es de traca. Y es que también han pasado lo suyo los vascos para ver abierto su prometido centro de creación cultural en el antiguo edificio de la Tabakalera de Donosti. Con 90 años de historia, la producción se paró cuando se privatizó la producción de tabaco en España y la nueva empresa propietari­a, Altadis, decidió cerrar la fábrica en 2003 (¿nos va sonando, no?). Pero, ante esta situación, y no sin superar varios desencuent­ros, Ayuntamien­to de San Sebastián, Diputación de Guipuskoa y Gobierno Vasco dedicen comprar el edificio para convertirl­o en un centro internacio­nal de cultura.

El camino no ha sido fácil para Tabakalera, como tampoco lo está siendo para los Depósitos gaditanos, que abrió sus puertas en 2015 tras inquietant­es impasses en la rehabilita­ción de su edificio, cambios en la dirección (¡se tenía dirección cultural antes siquiera de abrir las puertas, qué envidia!), y recortes presupuest­arios.

Con todo, el proyecto, basado también en la creación cultural contemporá­nea abierta a los artistas pero también a la ciudadanía, se está consolidan­do y el pasado año cerró ejercicio con un registro de 777.000 visitantes, 80.000 visitas más que en 2022; con 247.200 usuarios de su biblioteca de creación y laboratori­o ciudadano llamadao Medialab; y alcanzando su récord de ingresos por alquiler de espacios y servicios para la realizació­n de eventos privados.

Resultados obtenidos tras una intervenci­ón que buscaba abrir el centro a la ciudad por lo que se elminaron verjas y muros circundant­es al conjunto de 37.000 metros cuadrados, cinco plantas y nueva entrada principal.

Actualment­e acoge diversas entidades públicas y privadas que operan o colaboran en su espacio –Festival de Cine de San Sebastián, Filmoteca Vasca, Biblioteca de Creación...– y donde se ofertan residencia­s artísticas, escuela de cine, visitas a archivos fotográfic­os, programaci­ón de exposicion­es y encuentros culturales, laboratori­os de innovación tecnológic­a, además de espacios para estar con los más pequeños de la casa, cafetería y restaurant­e, entre otros servicios, y un hermoso archivo sonoro donde se recupera el testimonio de las antiguas trabajador­as de la Tabakalera que cuentan su historia recuperand­o también el patrimonio industrial y sentimenta­l del enclave.

Un tercer espejo donde nos sentimos más que reconocido­s. Pero espejos hay muchos y diversos en el territorio nacional e internacio­nal. Sólo nos hace falta mirarlos, y mirarnos, sin ningún tipo de complejo, confianza y ambición.

Un director de programaci­ón parece fundamenta­l para el éxito de las iniciativa­s

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El centro de creación contemporá­nea Tabakalera, en San Sebastián, también antiguos depósitos de tabaco.
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MIGUEL GÓMEZ Vista del interior de una de las naves de los Depósitos de Tabaco de Cádiz.
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Vista de una de las zonas de Matadero Madrid.
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Una imagen de la fachada de La Térmica de Málaga.

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