Un año (literal) por delante
● En 2025 hoy sería Lunes Santo, lo que significa que las cofradías tienen todo un año por delante para preparar una gran Semana Santa después de la que nos ha robado la lluvia
L Aresaca de la Semana Santa de este año es la de la nostalgia que no cesa. A la Resurrección del Señor le ha sobrevenido la entrada del buen tiempo, que no ha vuelto a dejar una gota de agua y que difícilmente ha dejado ver una nube desde aquel Domingo en el que moría marzo para que resucitara la primavera con una semana de retraso. Y ahora que intentaba el personal recomponerse, llega el calendario con unos días que en 2025 tendremos bien marcados en rojo. Ayer era 13 de abril, que dentro de un año será Domingo de Ramos; es decir, que tal día como hoy será Lunes Santo.
Esto significa que las cofradías tienen desde ayer un año -literalpara preparar una gran Semana Santa que nos permita olvidar la vivida, y sobre todo sufrida, de este 2024. Un año por delante para que el Consejo disponga tanto trabajo como el que hay por delante, aprovechando ese interés que en el tramo final de la Cuaresma y durante la Semana Santa demostró el gobierno municipal para seguir mejorando la carrera oficial.
En este camino (nunca mejor dicho) debe el Consejo ratificar que la carrera culminará en la llegada a Palillero; o bien ser valiente y plantear un recorrido común que culmine en la Catedral, tras lo ocurrido este año, en el que ha vuelto a demostrarse que una carrera oficial dividida en dos partes (antes de Catedral y después de la misma) no procede, sobre todo teniendo en cuenta el recorrido posterior.
Las reticencias vinculadas a una posible pérdida de sillas con el cambio de carrera debe ser atajada cuanto antes, porque a poco que sigan creciendo las tribunas del pasillo central de San Juan de Dios, que se instalen los palcos delante del Ayuntamiento, los nuevos de la plaza de la Catedral y se mejore y dignifique Arquitecto Acero (que tiene muchísimo margen de mejora) las localidades superarán a las actuales. A lo que hay que unir que los precios actuales de la carrera oficial siguen siendo excesivamente económicos, por lo que habría que contemplar alguna subida (aunque igual después de un año tan castigado por la lluvia se comprenda la congelación).
Un año tiene desde ahora El Huerto para buscar la nueva sede, trasladarse allí y empezar a asentarse y a preparar el regreso a la calle del próximo Jueves Santo. Un camino que no será fácil pero que debe ser ilusionante para todos. Y el mismo tiempo tiene también la Merced para decidir dónde quiere encajar; o para que el Consejo le busque el hueco en la Semana Santa que considere más apropiado teniendo en cuenta la actual configuración y los condicionantes y particularidades de cada día.
En relación a esto, tiempo hay de sobra ahora para plantear posibles cambios de jornada de aquellas cofradías que quizás pudieran encajar mejor en unos días y a unas horas distintas a los que salen en la actualidad.
Lo que a buen seguro tienen ya en mente las hermandades, si de hecho no lo han realizado ya, es llevar a los talleres esas piezas que se convertirán en los grandes estrenos de 2025, permitiendo en muchos casos ver en la calle un avance sobresaliente al sumar lo previsto para este año que no ha salido por lluvia a la siguiente fase o las últimas novedades. Algo que presumiblemente ocurrirá en La Cena, Las Penas, Prendimiento, Perdón o Expiración.
Un año para hacer túnicas, que luego no hay bastantes; para revisar los hábitos, que muchos no están ya en condiciones oportunas; para analizar los horarios,
El Consejo debe trabajar desde ya en una nueva carrera oficial, que debe terminar en Catedral
excesivos para los itinerarios fijados; o para establecer itinerarios que se adecúen de verdad a esos horarios; para plantear nuevos actos y convocatorias de cara a una Cuaresma que muchas veces parece que aquí pasa desapercibida. Un año, en definitiva, para soñar y para idear el modo y los caminos de seguir haciendo una mejor Semana Santa. Un año entero que comenzó a descontar ayer, 13 de abril.