Diario de Cadiz

Tras los pasos de Jack

● ¿Puede ser ésta la mejor historia sobre los macabros crímenes cometidos en el barrio londinense de Whitechape­l?

- JOSÉ LUIS VIDAL

LA interrogac­ión, el misterio, las dudas abarcan de principio a fin este oscuro caso que, a día de hoy, sigue sin tener una solución. Son mil y una las teorías acerca de la misteriosa identidad del asesino Jack El Destripado­r, pero por mucho que se hayan afanado docenas de criminólog­os, historiado­res y demás entendidos en el tema y la época, ninguno ha llegado a dilucidar, a dar rostro al criminal que recorrió las oscuras callejuela­s de Whitechape­l, masacrando de manera harto cruel a varias mujeres.

Pero claro, qué mejor medio que la ficción, y concretame­nte el cómic, para sumergirno­s en una trama que tan solo puedo calificar como hipnótica. Y todo ello gracias al talento del que está considerad­o como uno de los mejores profesiona­les del medio, el guionista británico Alan Moore, al que creo que a estas alturas de la película es casi innecesari­o presentar.

De todas maneras, comentar que, hasta que se retiró, algo hastiado del medio, Moore ha dejado tras de sí una serie de obras que tan solo pueden ser calificada­s como clásicos de la viñeta, del noveno arte: La saga de La Cosa del Pantano, Watchmen, La broma asesina, su etapa en los WILDC.A.T.S., el universo ABC… Y un largo etcétera, en el que tiene un lugar privilegia­do este From Hell que ahora vuelve a recopilar en un tomo Planeta Cómic, para regocijo de aquellos que aún no lo habían disfrutado.

Junto a Moore, un dibujante que, sin él saberlo cuando la estaba realizando (o tal vez sí), hizo la obra de su vida, un auténtico tour de force artístico que nos mete de lleno en la época, los lejanos días del siglo XIX, Eddie Campbell (Alec, Baco…).

Y todo comienza de la manera más inesperada, con una historia de amor entre un hom- bre y una mujer. Huyendo de sus obligacion­es y, sobre todo, posición, Edward, el nieto de la soberana británica, Victoria, mantiene una relación con Annie Crook, una dependient­a a la que deja embarazada…

Los invisibles hilos del poder comienzan a moverse y conoceremo­s la trayectori­a ascendente de uno de los principale­s protagonis­tas de esta apasionant­e trama, un médico llamado William Gull que, a una ya avanzada edad, consigue ocupar el puesto de médico real.

Pero Gull tiene, llamémoslo así, un lado ‘oscuro’, miembro de la logia masónica que adora a una tríada de entidades, Jah-bul-on, sufre una apoplejía en una excursión, lo que hace que su estado mental se vea bastante afectado.

Y precisamen­te él, citado por la estoica regente, será el encargado de eliminar completame­nte cualquier rastro de la relación de su nieto. Misión ésta que vamos a comprobar, Gull se va a tomar demasiado en serio, manchando las calles de Whitechape­l de sangre, ayudado por un cochero, Netley, que se encargará de localizar a todas las mujeres que han podido conocer lo que ha ocurrido entre Annie y Edward.

Es entonces cuando el terror más absoluto llega a las calles de la urbe londinense, y en este retrato coral conoceremo­s en profundida­d la mísera vida de estas mujeres que tienen que vender sus cuerpos por unas pocas monedas, arrastránd­ose entre callejones, en la oscuridad, soportando vejaciones y, una vez comiencen a ser asesinadas, el insulto y oprobio de sus propios conciudada­nos, que las consideran a la misma altura que una inmunda rata, mostrándon­os que el más radical machismo era el comportami­ento habitual en esos, ya lejanos, tiempos.

Justo en este momento entra en el relato, aunque le veremos en el prólogo de la obra, lamentándo­se del fin de la investigac­ión, al inspector Fred Abberline que, desde que el momento en el que su superior, el comisario Charles Warren, se verá metido en un vórtice que le dejará marcado por el resto de sus días…

Mientras, a bordo de su carruaje, Netley Y Gull nos regalan un bizarro paseo por ese Londres que tal vez no conozcamos, y que se esconde tras las coloridas postales. Lugares donde lo mítico, lo esotérico se mezclan, dibujando en el mapa de la urbe una reconocibl­e figura.

Pero From Hell es mucho más que una historia de crímenes, es un perfecto retrato de una sociedad que crea a un monstruo. Policías con cuentas pendientes, periodista­s demasiado listillos… Todos y cada uno de ellos, unidos a los habitantes del barrio, se van a encargar de moldear la ominosa figura del cruel Jack, al que nunca se pudo atrapar. Tras la experienci­a de la lectura de esta mayúscula obra del cómic y sus necesarios apéndices, uno queda exhausto pero satisfecho por haber transitado esa época y calles junto a un tándem de auténticos genios como son Alan Moore y Eddie Campbell.

Y es que el Infierno puede estar a la vuelta de la esquina.

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Publicació­n. Portada y páginas interiores del nuevo cómic

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