El filial duele en el corazón
● El Cádiz CF Mirandilla cierra otra temporada decepcionante con la clara sensación de que la plantilla era para algo más ● Ha estado once jornadas en la zona más caliente de la tabla
Una pena. Es la lectura que queda después de la temporada 2023/24 del Cádiz CF Mirandilla dentro del grupo 4 de Segunda Federación (la cuarta categoría nacional), que se salvó del descenso y del play-out a última hora. Demasiado sufrimiento en un grupo con un nivel medianamente bajo a tenor del potencial que han mostrado los equipos.
La cuestión es que en los últimos años el filial se está acostumbrando a vivir en el filo de la navaja, a sufrir en demasía en la cuarta categoría nacional (hoy denominada Segunda Federación, pero que equivale a la antigua Tercera). Pero para los amantes de priorizar formación a resultados -partiendo de la base de que la preparación es mejor cuanto más alta sea la categoría-, tampoco la temporada recién concluida es parar tirar cohetes.
Por arriba está el peor primer equipo de los últimos cuatro años, con futbolistas que no han dado el mínimo aunque se hubiera competido en Segunda. Pues con esa carta de presentación, las apariciones desde el filial han sido para ‘tapar boquetes’ principalmente en la Copa del Rey. El portero Víctor Aznar y el defensa Miranda -ambos con 90 minutos- acumulan la mayor aportación en el equipo profesional. A partir de ahí, 72 minutos para Julio Cabrera, 44 para Moussa y 20 para Etta Eyong, goleador del grupo 4 de Segunda Federación, si bien sus 14 tantos no han merecido una oportunidad mayor por encima de los cerocerismos de los atacantes que ahora tiene a su mando Mauricio Pellegrino.
La campaña 2023/24 ha sido un sufrimiento casi permanente porque se recuerdan pocos momentos de calma por parte del Cádiz CF Mirandilla. Las once jornadas metido en el fango del descenso directo o en el play-out resultan un lastre para una plantilla que, en teoría, está compuesta por futbolistas elegidos que entrenan en las mejores instalaciones -El Rosal- comparado con lo que disfrutan la mayoría de equipos de su grupo. En tres años y medio, que es el tiempo que acumula Alberto Cifuentes en el banquillo, el filial repite demasiado el guión perdedor en materia de resultados, aunque tampoco la formación ni un patrón de juego atractivo presentan un proyecto ilusionante.
Después de salvarse de todo (descenso y play-out) en la jornada final en el campo de un rival, La Unión Atlético, que ya no se jugaba nada, el debate es si realmente el equipo no da para más, con lo que todas las miradas apuntan a la apuesta de Manuel Vizcaíno como presidente y de Enrique Ortiz como responsable deportivo del segundo equipo, o si falla la apuesta del entrenador, que se estrenó en la entidad en esa faceta poco tiempo después de hacer un gran favor cediendo su licencia en el primer equipo antes de colgar los guantes.
La realidad es que, como reza el titular, el filial duele en el corazón cuando le toca el papel de perdedor en una campaña con ascenso del Sevilla Atlético y con fase de ascenso para el Betis Deportivo, en el grupo 4, así como ascenso o play-off para otros filiales del resto de grupos como el Rayo Cantabria (Racing de Santander), Deportivo Aragón (Zaragoza) o Athletic de Bilbao B.
Con los puntos al cierre de esta campaña, en la 2022/23 hubiera caído en el ‘play-out’