‘TELE-VOX’

TRAS la memorable estampa de los líderes de Vox a caballo en la campaña electoral resulta patético que el primer estreno de Canal Sur tras la debacle de Susana Díaz sea el programa Todo Caballo. Tele-Vox.

Los ultras de Vox no van a cerrar Canal Sur. Ni puede hacerlo, pero se han quedado a gusto pregonando como primera exigencia el ninguneo a una cadena autonómica que ha obviado a millones de andaluces. Eso es populismo, porque los de Vox son de todo el espectro político los que menos motivos tienen para quejarse de Canal Sur. Incluso ya han estado presentes en un debate sobre la Constitución. El quintacolumnista espíritu de Vox, tan rancio, se materializaba en la cadena andaluza en la exaltación franquista de tanto folclore casposo durante años. En la abusiva autocomplacencia taurina, peñista, rural, cofradiera que ha contribuido a que millones de andaluces se alejaran de esa identidad carca, excluyente, y dejaran de sintonizar la autonómica.

La ideología de Vox ha estado bien presente en tantas películas de Paco Martínez Soria y Joselito. Los dirigentes de Vox no pueden tener queja de la propaganda que les ha promovido María del Monte, Toñi Moreno oel manda-mal de la cadena, Juan y Medio, el caballero de la pasta, el del ventilador por debajo de la falda, al que halagó Susana Díaz pese a los insultos a una consejera. Sufríamos una cadena costosa y desprestigiada,pero nadie se manifestó en Cádiz por los tics reaccionarios de Canal Sur. Los seguidores de Kichi estaban entonces encantados cuando otros lamentábamos el abuso de horas dedicadas al concurso del Teatro Falla del Carnaval de los sevillanos.

El sindicato UGT neutralizó las quejas internas y también han callado la mano de obra barata de Andalucía Directo, que suple lo que deberían hacer periodistas de la plantilla. Es tarde. La derecha mantendrá a Juan y Medio y a los suyos a cambio de despedir a 600, 700, 800 trabajadores entre los que habrá valiosos profesionales que no se merecen una cadena dirigida con interesada miopía.