Diario de Jerez

¿CREYENTE NO PRACTICANT­E?

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se considerab­an creyentes pero no practicant­es y que ese ser creyentes sin práctica religiosa es más que suficiente para tener una buena relación con Dios. Sinceramen­te ya me he cansado de escuchar semejante frase sin sentido, y encima teniendo que esbozar una sonrisa como si tuviéramos delante a una persona coherente y profunda en sus conviccion­es de fe. A ver….¿qué piensan ustedes de ese matrimonio que dice con su boca que están profundame­nte enamorados el uno del otro y no paran de decirse que se quieren y se aman y luego no practican en la intimidad física ese amor? Que desastre de matrimonio ¿no? Estoy seguro que uno de los dos rápidament­e dirá: “¡Dime menos que me quieres y practica algo más corazón mío!”

En el amor, en la amistad y en la fe los amantes no practicant­es no sirven para nada, y encima creo que se pierden lo mejor. Con Dios sucede lo mismo: un creyente no practicant­e que no va a misa, que no va a la Iglesia, que no tiene trato con Dios, ni es creyente ni es na de na y, como con los amantes, se pierde lo mejor: experiment­ar el abrazo de Dios que te envuelve toda el alma llenándola de amor , fuerza y paz para el camino de la vida.

Otra variante que no conduce a nada son los practicant­es no creyentes, que no paran de practicar pero en realidad ni creen ni aman a quien tienen enfrente.

Ni en el amor ni en la fe valen para nada esos modelos. Dios es Creyente y Practicant­e. Dios te ama, cree en ti aunque nadie lo haga, y quiere volcar en obras y gestos de amor lo importante que eres para Él. Así que ya sabes, el creyente de verdad o practica o se pierde lo mejor.

Resuene en tu corazón ese piropo de amor que Dios lanza a través del profeta Isaías: “…y es que tu vales mucho para mi y te amo…no tengas miedo porque Yo estoy contigo”.

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