Hacer historia
Desde hace algún tiempo, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha creído conveniente retirar del Diario de Sesiones las palabras “golpistas” y “fascistas” que nuestros representantes utilizan a diario para enriquecer el debate parlamentario; posteriormente, la presidenta Pastor precisó que su intención no era borrar esos términos de las actas del Pleno sino hacer constar, con una llamada a pie de página, que se trata de “palabras retiradas por la Presidencia”. Afirmó igualmente que se actuaba así porque se estaba haciendo historia.
Yo creo que las actas del Parlamento deben recoger con precisión todo lo que se expresa y que cada parlamentario sea responsable de lo que dice y, en su caso, se le aplique el reglamento de la Cámara o, de ser necesario, el Código Penal.
En ocasiones como éstas, me acuerdo de lo acontecido en el Congreso de la II República en sesiones como las del día 4 de julio de 1934 en las que el tumulto entre diputados fue de tal calibre que primero se agredieron verbalmente, luego físicamente y, como colofón, un parlamentario sacó un revólver, lo amartilló e hizo ademán de disparar sobre un diputado sin llegar a hacerlo.
En ese momento, el Sr. Alba, presidente del Congreso, abandonó la sala. Si lo sucedido no se recoge en las actas parlamentarias, no estamos haciendo historia de ninguna manera sino que, por el contrario, dicha función será asumida por los medios de comunicación.
El mismo día en el que algunos diputados se comportaban como bellacos, Marie Curie moría en París. Su vida ejemplar contrasta con la de algunos de nuestros representantes de entonces y de ahora. Roque Jiménez Jaén (Puerto Real)