El pacto en Andalucía
En Andalucía ya tenemos Gobierno de nuevo color político, merced a los acuerdos entre los tres partidos que más genuinamente representan a la derecha nacional: Partido Popular, Ciudadanos y Vox, cuyos resultados están por determinar.
De momento, se pone fin a la hegemonía socialista en la comunidad andaluza tras más de 36 años de recorrido; algo habrá pasado y no poco tendrá que decir la ya ex presidenta, doña Susana Díaz Pacheco.
La euforia y prepotencia incontenida la han catapultado fuera del espectro político de primera magnitud por diversas razones, bajo mi humilde punto de vista.
En primer lugar, rompió con el gobierno de coalición entre el Partido Socialista e Izquierda Unida que, dicho sea de paso, no funcionaba tan mal. Con este esquema consideraba así que tras la ruptura y convocatoria anticipada de elecciones obtendría la solvencia de mayoría absoluta dando paso a un gobierno de garantía monocolor socialista, trampolín que le serviría para pegar el salto a Madrid por medio de las primarias que las tenía más que aseguradas según su criterio, evidentemente, y coger definitivamente las riendas a nivel del Estado: pues ni una cosa ni la otra, el tiro le salió por la culata.
Ahora existe un cambio de sintonía, llegándole el turno a la derecha, a través del acuerdo tripartito anteriormente aludido. Por mucho que diga Ciudadanos que no han pactado con Vox, están faltando a la verdad aunque no salgan en la foto.
Sí lo han sustanciado, aunque haya sido de modo indirecto, convirtiendo a los populares en sus delegados de conveniente necesidad, no tan camuflada como pudiera parecer y los contendientes digan lo contrario.
El grueso de los trabajos realizados entre el Partido Popular y delegados de Ciudadanos, junto a Vox, se han llevado a cabo en Madrid y no en Andalucía, por lo que más que autonómicos son consensos centralistas con alguna que otra fricción.
Entre estos visos de discordia, que han significado un teatro de ciencia ficción, apuntaba el señor Villegas que aún la esperanza de Susana era Vox cuando es todo lo contrario: el partido de Abascal es la imperiosa necesidad para un gobierno entre populares y de ciudadanos, Vox su apuntador. Son acuerdos legítimos amparados en el Título III de nuestra Constitución, desarrollados en los 6 puntos del artículo 68 y recogidos también en la Ley Electoral de Andalucía en su artículo17.4.
Positivo o negativo, en este balance final también tiene su protagonismo el electorado de izquierdas, que el pasado 2 de diciembre prefirió dormir la mona antes que acudir a las urnas. Domingo Pallarés Teruel (Chiclana)