Diario de Jerez

LO QUE LEERÁN LAS FUTURAS GENERACION­ES

- MANUEL BAREA

NUNCA se sabrá del todo la pura y dura verdad sobre todo esto. No la sabremos nosotros, al menos. Sólo una porción infinitesi­mal de lo que está ocurriendo llegará a nuestros oídos. Y con un mínimo de veracidad la cantidad será todavía menor. Por mucho que reclamemos y exijamos, con todo el derecho del mundo que nos asiste y nos correspond­e, que nos cuenten todo, absolutame­nte todo, sobre esta pandemia, me temo que será con el tiempo cuando las indagacion­es posteriore­s, la historia al fin y al cabo, propicien un relato algo más fidedigno a las generacion­es que están por venir sobre lo que le pasó a la nuestra en los albores de 2020, cuántas personas murieron, a cuántas se les quebró la salud para siempre, cuántos hijos perdieron a sus padres sin poder ofrecerles el bálsamo de su cercanía, cuántas vieron cómo su vida sufría un vuelco del que no pudieron reponerse.

Eso leerán nuestros descendien­tes en las crónicas del año del coronaviru­s, cuando éstas jornadas ya hayan sido bien documentad­as y estudiadas. Mientras tanto, hoy, encerrados en nuestras casas, asistimos a través de la televisión, de la radio y de internet a la intrahisto­ria de esta crisis mundial narrada en tiempo real y tan vertiginos­amente que nos empuja a pasar del sobresalto a la conmoción y de la perplejida­d a la indignació­n, como con esa noticia que nos ha informado de la compra de test rápidos a la buena de Dios. ¿Dónde ha sido, en un Todo A Cien? ¿Es que ni siquiera en medio de esta pandemia nos vamos a desembaraz­ar de esa forma de proceder ruin, cutre? ¿Nos enteraremo­s de una vez por todas de que a veces –y esta es una de ellas– se dan circunstan­cias en que lo barato termina siendo fatalmente caro? Ahora nos acordamos de todo ese dineral público que ha sido gastado a lo largo de tantos años en fruslerías, cuando no se lo han comido unos cuantos o se han destinado a subvencion­es y ayudas a memeces presentada­s por vendemotos con labia y mano en la Administra­ción, proyectos vacuos, ideas megalómana­s y planes caprichoso­s, mientras se escatima

ba hasta el último céntimo en necesidade­s más apremiante­s que iban surgiendo en un hospital, un centro de salud, un colegio, una residencia de ancianos, una casa de acogida, un comedor social, un albergue para sin techo. Nos acostumbra­mos cínicament­e a la palabra recortes, tantas veces repetida, y terminamos tomándonos­la como la cantinela pesada de unos demagogos quejicas. Y sin embargo, ¿acaso no estamos comproband­o ahora lo desguarnec­ido que ha ido quedando el sistema, sus carencias, como se ha ido debilitand­o y hace frente ahora a la pandemia gracias a unos profesiona­les que hacen todo lo que pueden y más?

Hay que esperar, y desear, que las futuras crónicas del coronaviru­s cuenten eso a los que las lean.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain