Las flores para las cofradías se marchitan ante la grave crisis del coronavirus
● Los comercios de floristerías y proveedores de la flor cortada se enfrentan a una situación económica sin precedentes
La situación de grave crisis creada por la pandemia del coronavirus sigue también atacando con todas sus fuerzas al tejido económico que se mueve en gran parte por las cofradías y la Semana Santa. Dejando a un lado los proyectos en los que las hermandades estaban inmersas y que se verán paralizados —dorados, tallas de canastos, imágenes secundarias o casas de hermandad— hay un gran damnificado en lo más inmediato como son los invernaderos mayoristas de flor cortada y las floristerías. Dos mundos ámbitos que abarcan mercados distintos y que están inmersos en una crisis económica difícil de cuantificar.
Una crisis que se agudiza si se tiene en cuenta que se trata de un producto caduco y que una vez iniciadas las labores de plantación tiene sus días contados para el cultivador mientras que las tiendas especializadas en flores ven cómo se les escapa una campaña importante como es la Semana Santa y, posteriormente, el día de las madres para el mes de mayo si la epidemia no remite.
Mateo López regenta una floristería en la plaza de las Angustias bajo el nombre de ‘La Esperanza’. A Mateo, además de ser un profesional de la flor, le acompaña su condición de cofrade y gran conocedor del mundo de las hermandades en la ciudad. “Las consecuencias de la suspensión de la Semana Santa son incalculables. El problema me encontré de frente el tercer domingo de Cuaresma cuando, según las previsiones que tenemos de todos los años, hice pedidos a los mayoristas para ir acopiando material en la cámara. El viernes antes de ese domingo, comenzó el teléfono a sonar para anular los pedidos que ya teníamos anotados. Me quedé con la cámara llena de flores. Gracias a Dios he ido, poco a poco, saliendo de ellas vendiéndolas casi a precio de coste. Lo importante era salir de ellas y he podido vender todo lo acumulado”, subraya Mateo López.
Para una floristería tan cofrade como la de Mateo, donde la facturación de la Cuaresma y la Semana Santa es importantísima en el balance del año, los próximos días serán muy complicados de sobrellevar. “Aquí en la tienda hay una auténtica revolución en estos días ya no sólo de flores para los pasos, sino de los cientos de ramos que se encargan para los besamanos y para las visitas a los templos en los días de la Semana Santa. Todo eso está ya perdido. Sin embargo, los gastos seguirán siendo los mismos”, argumenta López.
Una crisis que redundará en los mayoristas al estar hablando de productos perecederos. No es posible guardar un stock a la espera de tiempos mejores ni las macetas dejan de desarrollarse una vez que sean plantadas. La producción de flores que ya estaba en marcha de cara a las muchas procesiones, se han ido al garete.
Para Mateo López, se trata de “una pesadilla extraña”. Ahora, la floristería está inmersa en centros de flores que se llevan a domicilio. “Al menos, con eso tenemos que conformarnos para pagar los gastos”, aclara López. Y es que, para el cofrade de la hermandad del Consuelo del Pelirón, nunca hubiera pensado que “algo así nos podía ocurrir”. Una pesadilla de la que todos esperamos salir más pronto que tarde.