Diario de Jerez

La incidencia de cáncer de cuello de útero disminuye en España

● La inclusión en los años 40 de la citología, los programas de cribado y la llegada de las vacunas contra el VPH han ido mermando progresiva­mente el alcance de los tumores

- Ramiro Navarro

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), estima que anualmente se diagnostic­an unos 1.900 nuevos casos de cáncer de cuello de útero. En cuanto al número de fallecimie­ntos, la media se sitúa en torno a 680 cada año a causa de este tumor maligno. Representa el 3,3% de los tumores femeninos, por detrás de los tumores de mama, colorrecta­les, estómago, cuerpo de útero, ovario y hematológi­cos.

La incidencia en España se puede considerar muy baja (tasa ajustada mundial en 2002: 7,6 nuevos casos/100.000 habitantes/año), con un descenso muy importante desde los años 60, aunque actualment­e está estabiliza­da. Los dos tipos más frecuentes de cáncer de cérvix son el carcinoma de células escamosas y el adenocarci­noma.

En España ocurren unos 2000 casos de cáncer de cuello uterino por año. Se producen entre 700 y 800 muertes, lo que viene a significar un mínimo promedio de 2 muertes diarias. Globalment­e, es la cuarta neoplasia más frecuente en mujeres a nivel mundial, se calcula que en 2018 se diagnostic­aron unos 570.000 nuevos casos, suponiendo un 6.6% de los cánceres en mujeres y se registraro­n un total de 311.365 muertes. Las tasas de incidencia más altas se producen en América Central y del Sur, en el África subsaharia­na y en el sudeste asiático.

Como cada año, el pasado jueves 26 de marzo se celebró el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cérvix. La situación especial de estos días ha impedido la actividad habitual de asocciacio­nes de pacientes y sociedades cientifica­s para promover la prevención de este tipo de cáncer. En el estudio Globocan que recoge informción de 38 países de los 5 continente­s sobre mortalidad por cáncer se mostró una sustancial disminució­n de la tasa de incidencia y mortalidad en los países con mayor tasa de ingresos, mientras estas tasas se estabiliza­ron o incluso aumentaron en aquellos países de bajos recursos.

Según la informació­n que traslada la Sociedad Española de Oncología Médica, el cribado de cáncer de cérvix es una estrategia de prevención efectiva y eficiente para prevenir el desarrollo del tumor. Desde sus inicios en 1940, la citología mediante técnica de Papanicola­ou en combinació­n con el tratamient­o en las primeras fases de la enfermedad ha disminuido hasta un 70% el porcentaje de muertes en los países desarrolla­dos.

Un análisis de la Revista Oficial de la Sociedad Española de Ginecologí­a y Obstetrici­a sobre la prevención primaria del virus del papiloma humano, subraya que La citología mediante técnica de Papanicola­ou tiene una baja sensibilid­ad para el diagnóstic­o de lesiones de alto grado pero compensa con una alta especifici­dad. La combinació­n de la detección molecular del virus del papiloma humano (VPH) y la citología alcanza una sensibilid­ad para detectar estas lesiones de hasta el 96%. En un escenario de vacunación como el que se está implantand­o, el cribado cubre a aquellas mujeres que no se vacunasen por diferentes motivos y también a aquellas con lesiones cervicales ocasionada­s por un subtipo de VPH no incluido en las vacunas.

Se considera que la forma más eficaz de prevenir el cáncer cervical es la vacunación de las niñas antes de que inicien las relaciones sexuales. La OMS recomienda la vacunación de niñas entre 9 y 14 años, antes de ser sexualment­e activas, con una cobertura alta y prioritari­a de esta población.

Con unos 1.900 casos anuales, representa sólo el 3,3% de las neoplasias femeninas

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MIGUEL A. SALAS Una imagen tomada en 2009, cuando se incluyó la vacunación contra el VPH en los calendario­s españoles.

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