El trabajo que legará el Covid
LOOM, una visión nueva sobre los espacios de trabajo compartidos, adquirido por Merlin Properties.
Así que desde su experiencia Almansa tiene claro cómo va a cambiar el mercado de trabajo el Covid-19. Y no cree que tenga que ser algo necesariamente negativo. Para Almansa, la anterior gran implosión de la economía en 2008 ya dejó grandes muestras de que la innovación y la colaboración son las mejores armas para defenderse en este tipo de situaciones.
“La recesión dejó en evidencia las carencias de un modelo en el que la seguridad laboral y las garantías de los trabajadores, erosionadas durante años, habían dejado de existir. Afrontar en solitario una realidad tan descarnada era casi un suicidio y el concepto de colaboración empezó a formar parte del lenguaje empresarial, surgieron entonces espacios que cambiaron la manera de trabajar, los coworkings”, explica.
Así que, volviendo al presente, para Almansa, la crisis actual está sirviendo de prototipado de una nueva forma de trabajar, a distancia, desde casa y desde cualquier lugar del mundo a través de nuevas herramientas tecnológicas.
Este nuevo paradigma, traerá para Almansa cinco cambios trascendentales:
Esto implica un cambio en el concepto de movilidad laboral. Podremos
trabajar una semana en las oficinas de Sevilla y otra en las de Madrid, Valencia, Málaga, París o Moscú. Entre sus ventajas está la de poder entrar en contacto con nuevas maneras de pensar, nuevos proveedores, clientes, etc.
Tendrá otras dos consecuencias que afectarán la sociedad y cambiará el paisaje empresarial tal y como lo conocemos ahora:
Primero, la repoblación de zonas rurales o capitales de provincia cuyos jóvenes han sucumbido ante las oportunidades de las grandes ciudades.
Segundo, habrá cambios en el modelo turístico de ciudades como Sevilla o Málaga. Vamos hacia un modelo de mentalidades abiertas en el que las personas otorgarán mayor valor al lugar en el que transcurrirá su tiempo productivo y de ocio con una mayor calidad de vida.
De aquí a una década los trabajos en los que el 70% de las tareas diarias son repetitivas serán realizados por máquinas. Las crisis sacan a la luz dos tipos de personas: aquellas preparadas y con espíritu creativo para afrontar cualquier reto y aquellas otras bloqueadas llenas de miedos al cambio. Estos acomodados se quedarán fuera de juego si no consiguen reconectar con su espíritu creativo y se reinventan, porque las empresas primarán el talento creativo capaz de resolver situaciones nuevas sobre el conocimiento adquirido de las máquinas.
A partir de ahora los empleados tradicionales serán una especie en extinción, las empresas buscarán personas que ofrezcan servicios diferenciados y aporten valor añadido, pero que, a la vez, administren su tiempo cómo y desde donde quieran.
Así las empresas tendrán prestadores de servicios en vez de empleados como tal y se les permitirá trabajar para varios clientes, ser sus propios jefes, organizarse como prefieran, determinar su valor económico según la oferta-demanda, lo que evitará que se acomoden y permitirá su evolución y la de la propia empresa. Esto provocará otro cambio:
En vez de pagar por metro cuadrado, se pagará por empleado a cambio de un espacio vital f lexible, creación de comunidad y generación de una programación que ayude a la evolución profesional y personal. Las empresas comenzarán a medir la productividad y felicidad de sus empleados. A menor nivel, igual sucederá con los startups y las pymes, muchas de las cuales desarrollan su actividad desde pisos o locales, costes que podrían compartir y ahorrar en espacios coworking.
José M. Almansa
De aquí a poco tiempo, veremos cómo las estructuras de las empresas se flexibilizan para que las buenas ideas y soluciones pueda llegar desde cualquier lugar. Vamos hacia un modelo de holocracia (toma de decisiones de modo horizontal) organizativa y un empoderamiento de todos los miembros de las organizaciones.