Diario de Jerez

MÁS QUE UNA FRASE

- RAFAEL NAVAS

CON la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso de los Huertos de Ocio, esta semana se han cerrado 35 años de pleitos para el político que más tiempo ha sido alcalde de Jerez. Decía esta semana Pedro Pacheco en este Diario, a modo de reflexión general, que ha sido víctima de “una cacería” desde que pronunció aquella famosa frase que dio la vuelta a España, “la Justicia es un cachondeo”, y que se sigue empleando recurrente­mente cuando algún fallo –nunca mejor dicho– judicial es objeto de polémica.

Dejando a un lado que al ex alcalde no le condenaron entonces por decir esa frase sino por acusar de connivenci­a a los jueces del caso del derribo de una planta del chalé de Bertín Osborne, resulta exagerado atribuir a ese incidente de mediados de los años ochenta del pasado siglo todo un rosario de causas en los tribunales que acabarían, en 2014, con su ingreso en la cárcel. Sin olvidar que no llegó a cumplir esa condena, que varias asociacion­es de jueces le apoyaron por entender excesiva la condena (seis años de inhabilita­ción que habrían supuesto el fin de su carrera) y que hasta el propio Bertín le ‘perdonó’.

Que a Pacheco le tenía ganas mucha gente es cierto. Casi cinco lustros de alcalde dan paPacheco ra hacerse con un numeroso club de enemigos si las cosas no se hacen bien. Pero después de librarse de aquella condena gozó de bastante tiempo en el que la Justicia le dio la razón en numerosos pleitos cuando disfrutaba de una amplia mayoría y su presencia en ámbitos políticos regionales como líder andalucist­a se tradujo incluso en pactos con el dominante partido socialista. Tal vez pensó que era inmune e impune o tal vez tanto tiempo en el poder acaba por hacer perder la razón.

El ocaso político de Pacheco, que se inició cuando en 2003 no ganó las elecciones municipale­s por primera vez desde 1979, coincidió con su inmersión en el mundo de los pleitos que acabarían hundiendo su carrera política. Su enemistad manifiesta con las dos mujeres que acabaron sustituyén­dole en la alcaldía no le ayudó. De hecho, en la batalla legal que mantuvo con la socialista Pilar Sánchez no hubo vencedores y sí vencidos, pues ambos acabarían pisando una cárcel. Se destrozaro­n mutuamente sin piedad.

disfrutó y sufrió el péndulo de la Justicia en este país, pues antes se hacían en los despachos oficiales barbaridad­es de las que se salía indemne y ahora se puede acabar en la cárcel por llevarse a casa un bolígrafo del Ayuntamien­to. Este último tiempo de máximo celo judicial coincidió con el tiempo de la especulaci­ón salvaje del ladrillo en el que Pacheco, delegado de Urbanismo y alcalde en la sombra, eligió malas compañías . No, no sólo fue el chalé de Bertín, no fue una frase, fueron más casos.

Dicho todo esto, pagó (y paga aún en el tercer grado) con creces lo que hizo mal. Otros con más suerte, más contactos o más y mejores amigos que él, se escaparon, lo que no justifica cualquier conducta delictiva. En prisión casi cuatro años, se cebaron con él. Y para muchos, se le usó como caso ejemplar.

Pacheco sabe de sobra que, como retrató magistralm­ente el gran Luis García Berlanga en la película ‘La escopeta nacional’, las cacerías y la política tienen mucho que ver.

Treinta y cinco años después, el ex alcalde Pedro Pacheco deja de tener litigios en los tribunales de Justicia

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