“En arquitectura, la buena educación es esencial”
Los dos arquitectos sevillanos hablan de algunos de sus edificios más conocidos y reflexionan sobre cuestiones generales de su disciplina
Sí, pero también tenía la ventaja de que había muy pocos arquitectos. Hoy es mucho más difícil.
–Su primer proyecto importante fue el de las viviendas de la calle María Coronel. Si algo ha evidenciado la pandemia son las muchas carencias de la vivienda media española.
En España hay un clima muy bueno, y la gente no usa las casas. La vivienda es poco más que un dormitorio y un comedor, pero el ocio lo realiza en el exterior. Sin embargo, en Holanda, donde hemos construido muchas casas, se exigen terrazas muy grandes, y nadie las cierra.
–Las viviendas de María Coronel tienen un gran patio central, un elemento de la arquitectura mediterránea y andaluza. ¿Cuál es el peso de la tradición en su arquitectura?
Muchas veces el patio no es una elección,. Surgen solos al ser las manzanas muy grandes. El proyecto de María Coronel fue para nosotros muy importante. Creo que conseguimos una casa con una gran intemporalidad. A veces nos dicen que se parece a la arquitectura italiana de los años cincuenta, y es verdad, pero la hicimos en los años 70 y si nos la encargasen hoy la volveríamos a hacer igual. Ese tipo de intemporalidad es importante cuando trabajas en un centro histórico y eres el último en llegar. No se puede entrar dando voces. La buena educación en la arquitectura es esencial.
Los patios son uno de los mejores elementos de la arquitectura. ¿Es un interior o es un exterior? Nosotros somos buenos hacedores de patios, hemos hecho muchos… aparecen incluso en algunos proyectos que no tendrían por qué tenerlos. Por ejemplo, la Estación de Autobuses de Huelva, o el Edificio Pablo Picasso, o Magisterio…
Muchas veces, además, en las ciudades actuales, el entorno que te encuentras es tan hostil que es importante crear un gran espacio interior sobre el que generar el proyecto.
–El 92 fue una especie de explosión cámbrica de la arquitectura
No creo que se pueda afirmar tal cosa. A mí me gustaría que mi ciudad pudiese crecer y renovarse a un ritmo normal, no a golpe de grandes eventos. Pero el sobresalto de la Expo fue fundamental para Sevilla. Sólo con el AVE, la calle Torneo y los puentes estaría justificada. Ahora bien, en la Isla de la Cartuja se podrían haber hecho mejor las cosas.
El gran error fue no tener un proyecto pos-Expo que integrase el recinto en la ciudad. Todo fue por un prurito antiespeculativo…
Si en las más de 200 hectáreas de la Expo hubiese viviendas, esta zona estaría más integrada en la ciudad.
Si no hay viviendas, no hay ciudad.
Como dijo Manuel Solà-Morales, la ciudad es, sobre todo, cantidad residencial, después pueden venir más cosas.
–Ustedes firmaron uno de los