Fumar abre “puertas” para que el coronavirus se introduzca en el organismo
Para infectar a una persona, el coronavirus se une a un receptor celular del aparato respiratorio y entra. Esa es su puerta de acceso. El problema de los fumadores es que, como el tabaco merma las defensas, están más expuestos a las infecciones. “Los fumadores tienen muchas más puertas por las que entre el virus”, explica el neumólogo del Hospital
Regional de Málaga y director del Plan Integral de Tabaquismo de Andalucía, Marcos García Rueda, al hilo del Día Mundial sin Tabaco que es el 31 de mayo. El sistema inmunológico tiene distintos mecanismos de defensa que de forma coordinada, trabajan a corto, medio y largo plazo. Unos barren hacia afuera los microorganismos produciéndose el moco, otros matan los gérmenes y los que actúan de cara al futuro generan anticuerpos. Este arsenal protege al organismo de las infecciones. Pero el problema es que los efectos perniciosos del tabaco hacen que esas células encargadas de defenderlo se destruyan antes de tiempo y trabajen menos. De ahí que, según algunos estudios, los fumadores tengan el doble de riesgo de acabar en una UCI respecto a quienes no tienen el hábito tabáquico. Pero esta adicción no sólo merma los mecanismos de defensa. También reduce la capacidad pulmonar al favorecer la aparición, entre otras, de bronquitis y enfermedad obstructiva crónica (EPOC). En resumen, mientras los no fumadores tienen sus defensas al 100% para luchar contra las infecciones y sus pulmones a pleno rendimiento para respirar, los fumadores tienen esas capacidades mermadas. Es decir, están en inferioridad de condiciones para repeler los ataques de los gérmenes. García Rueda explica que “cuando se alteran los mecanismos de defensa, se favorece la aparición de infecciones respiratorias por virus y bacterias”. Y esta es la desventaja de los que fuman. Frente a este virus, los principales factores de riesgo son la edad y el hábito tabáquico.