Jóvenes y ancianos, más afectados
La frustración, esa piedra de toque del estado actual de crispación que comenta el psicólogo Manuel García Sedeño, es también una de las mayores causas de estrés en situaciones de confinamiento según señala The Lancet. De hecho, es el tercero en importancia al calibrar el bienestar mental en una situación de confinamiento, tras la duración del mismo y el temor que pueda producir la situación.
En personas sin patologías mentales previas, la cuarentena de esta primera oleada de coronavirus ha afectado de forma especial a “jóvenes y adolescentes –comenta García Sedeño–, por el estilo de vida, claro. Encerrado sin tus amigos y con tus padres. Gran parte de la población adulta ha tenido la suerte de estar con su familia, o los padres de niños pequeños... eso genera cierta estabilidad”.
“Otro estrato de la sociedad que lo ha pasado especialmente mal durante el confinamiento son las personas mayores que estaban en residencias. El primer pensamiento, visto el escenario, era que podían morirse sin despedirse, y eso les generaba gran angustia. Por supuesto, la gente con ciertas patologías, los depresivos, también lo han estado pasando mal, pero todo depende mucho de las redes sociales, amistades y demás en los que te apoyes, o sistemas de comunicación que te puedan servir de ayuda, o mantener una actividad dentro del confinamiento”. El estudio desarrollado por la publicación inglesa, encaminado tanto a trazar impactos psicológicos de la cuarentena como a reducirlos, señala la obtención de una información correcta como uno de los factores de mayor peso a la hora de reducir la ansiedad, siendo este uno de los factores clave además en el éxito de un confinamiento. The Lancet registra también la existencia de comportamientos evitativos, por ejemplo, en hasta cuatro a seis meses después del encierro en personas con alguna patología previa.