Cierra Zalacaín, primer ‘triestrellado’ de España
El restaurante madrileño, uno de los preferidos del Rey emérito y de ‘celebrities’, deja tras de sí más de 40 años de Historia
El popular restaurante madrileño Zalacaín, el primero en España en alcanzar las tres estrellas Michelin, ha anunciado su cierre definitivo por el impacto del coronavirus. El local, que pertenece al Grupo La Finca, ha presentado concurso de acreedores para el restaurante, así como para Zalacaín LaFinca, por lo que la medida afecta a más de 50 empleados de la firma.
Cierra sus puertas la casa que dio de comer al Madrid de financieros y políticos, de famosos, empresarios y ministros. Además, era uno de los restaurantes favoritos del Rey Emérito. Don Juan Carlos disfrutaba de la carta del local de la calle Álvarez de Baena desde que era príncipe. En aquellos tiempos acudía con la entonces princesa Sofía a comer con frecuencia. Incluso se llegaron a celebrar Consejos de Ministros de los primeros Gobiernos democráticos en sus mesas. En sus reservados se fraguaron desde la Constitución hasta fusiones bancarias.
Debía su nombre al mítico personaje de una de las obras cumbre de Pío Baroja. Zalacaín fue creado en 1973 por Jesús María Oyarbide. De su mano logró en 1975 su primera estrella Michelin, para seis años después, en 1981, conseguir la segunda estrella y en 1987 la tercera, convirtiéndose en el primer restaurante español en lograr este reconocimiento. Arzak sería el segundo, dos años después. Fue adquirido por el fundador de Grupo LaFinca, Luis García Cereceda, en 1995.
Carmen González fue su última jefa de sala y directora de operaciones. Al chef Julio Miralles le tocó la complicada labor de sacar adelante el local en los últimos años, los más difíciles.
El icónico restaurante, que cuenta con más de cuatro décadas de historia, se consolidó como punto de encuentro para negocios y familias por su privacidad, calidad y atención personalizada y con una oferta gastronómica basada en la innovación y tradición. Tras cerrar en marzo con el estado de alarma decretado por el Gobierno, lanzó el pasado mes de junio la marca ByZeta, su servicio de comida a domicilio. Pero el plan alternativo para sacar adelante este establecimiento no cuajó.
Aparte de unos precios exorbitantes, en su menú figuraban obras de arte como sus patatas suflé, seña de la de identidad de la casa, un steak tartar que era una extravagancia revolucionaria en los años 80 y 90 en que la ingesta de carne cruda solo se veía en los cuadros de Goya, el pequeño búcaro Don Pío (ese coqueto huevo de codorniz con salmón ahumado y caviar), la lubina a los dos vinos, las manitas de cerdo rellenas, y unas exquisitas tejas de almendra.