La Casa Blanca abre las ventanas
Con Biden, Estados Unidos se reincorpora al multilateralismo y a las reglas del juego internacional
La victoria de Joe Biden hace presagiar una vuelta de Estados Unidos al panorama internacional alejado de las disrupciones y bravuconadas de Donald Trump, pero también que no será fácil la vuelta al multilateralismo, a las instituciones, a las reglas del juego político y económico; el mundo ha cambiado demasiado, vaticinan analistas y expertos consultados por Efe.
Con una nueva Administración liderada por Biden, Estados Unidos tiene una oportunidad para volver al mundo, reconduciendo sus principales alianzas y reconfirmando el vínculo trasatlántico, la importancia central de la OTAN y la relevancia de la Unión Europea. todos fuertemente contestados por Trump, asegura el secretario general del Aspen Institute España, José Areilza.
Así, tras cuatro años de improvisaciones y desplantes, todos confían en que Estados Unidos volverá al acuerdo de París sobre el cambio climático, al acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, a apostar por la OTAN y la UE, y a impulsar los acuerdos de libre comercio e inversiones en Europa y el Pacífico. Se pone así fin al “repliegue de EEUU sobre sí mismo en una ola aislacionista que ha provocado un vacío de poder en zonas del mundo como Oriente Medio o el Pacífico que han sido ocupadas por otras potencias y que ha debilitado el multilateralismo y sembrado la desconfianza entre sus aliados”, explica.
Areilza pronostica que la tarea a la que se enfrenta Biden “va a ser muy grande y puede ser muy importante” para Europa y para intentar afrontar de manera eficaz los grandes retos globales como la emergencia climática, el comercio, las reglas de juego de la globalización o la disuasión nuclear. En su opinión, Trump no ha tenido una política exterior como tal, “lo que ha hecho ha sido funcionar a base de intuiciones, de gestos a veces muy erráticos” porque era algo que “nunca le ha interesado, creía que se podía gestionar con la misma mentalidad con la que se compran y vende inmuebles”.
También Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas coincide en que, a lo largo de su mandato, Trump “ha ignorado por completo al establishment y a los especialistas, ha hecho de su capa un sayo, ha improvisado, ha establecido vínculos con todas clase de dictadores y ha hecho cosas muy extrañas al margen de la tradición en términos diplomáticos”. Con Biden, las cosas serán distintas, reconoce Rodríguez, quien sin embargo advierte que “nadie espera un giro copernicano”, que los cambios no serán tan drásticos, ya que en su opinión, muchas de las ideas que ha introducido Trump “están ahí para quedarse porque las frustraciones a las que ha respondido son preexistentes”.
Este profesor universitario apunta, por ejemplo, a la rivalidad con China, la idea de que EEUU no puede implicarse en todas las guerras o “el que las élites no prestan atención a las verdaderas necesidades de los americanos y no les protegen con acuerdos comerciales justos. Todo eso no va a cambiar, no hay vuelta atrás, estas ideas están para quedarse”. Rodríguez cree que “va a costar volver a la vieja normalidad” en materia de relaciones comerciales. No obstante, las negociaciones comerciales y los aranceles perderán el “espíritu punitivo de Trump, EEUU podrá volver a la Organización Mundial del Comercio, volver a negociar, pero les va a costar, porque la idea de que el libre comercio es una invención de las élites cosmopolitas que no tienen en cuenta al americano olvidado, es una narrativa muy poderosa que va a ser difícil de olvidar”, vaticina.
Tampoco el regreso de EEUU al escenario multilateral será tan fácil, considera Carlota García Encina, investigadora del Real Instituto Elcano, para quien Trump ha provocado entre sus aliados “mucha incertidumbre y desconfianza que no será fácil superar”. Como tampoco es el mismo el panorama mundial hoy dominado por fenómenos que han cobrado fuerza o incluso aparecido en estos cuatro años: la voluntad decidida de liderazgo mundial de China, los nacionalismos y populismos, la pandemia y la crisis económica global “hacen imposible volver a lo que había”, apunta García Encina.
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