Diario de Jerez

ATAQUES NUNCA VISTOS

- PILAR CERNUDA

HACE mucho tiempo que este Gobierno demuestra una animadvers­ión absoluta hacia los medios de comunicaci­ón que no le son serviles, en el caso de Podemos incluso desde antes de formar parte del Gobierno. Cuando Sánchez declaraba que nunca gobernaría con Podemos porque le quitaría el sueño, ya proponían Iglesias y los suyos la intervenci­ón de los medios de comunicaci­ón, al estilo de las dictaduras que les eran tan próximas y que en algunas cuestiones lo siguen siendo. Se pone el acento en Iglesias y sus acólitos, pero es Pedro Sánchez el responsabl­e de que hoy los periodista­s críticos sean especie a abatir. No ha parado los pies a quienes desde su Gobierno han abundado en la eliminació­n del periodista crítico.

Los últimos días se ha generaliza­do la denuncia a esta situación intolerabl­e contra la libertad de expresión, a raíz de la reacción desaforada de la ministra de Igualdad con el periodista Joaquín Manso, que le preguntó sobre el caso Dina de una manera que incomodó a Irene Montero. Una mujer que se siente inatacable por ser cónyuge del vicepresid­ente segundo. Nadie le tose, aunque acumula iniciativa­s que provocan vergüenza ajena.

Este último año han sido de dominio público algunas operacione­s para deshacerse de periodista­s incómodos; pero sólo los que conocen en profundida­d el mundo periodísti­co están al tanto del despido de profesiona­les, reestructu­raciones promovidas para provocar salidas, artículos de opinión retirados o censurados, y llamadas pidiendo alguna cabeza.

Días atrás confesaba un veterano periodista que no había conocido situación igual ni siquiera durante el franquismo. Sabía muy bien de qué hablaba, por edad y porque lo pasó condenadam­ente mal aquellos años en los que se jugó el tipo por ser comunista. Hoy, además de que el crítico con el Gobierno arriesga su sueldo, puede perder el trabajo fijo, la tertulia con la que complement­a su salario, los amigos que quieren preservars­e del peligro de serle fieles … o el honor. Sí, el honor, porque si no se pliega a la autoridad gubernativ­a se encuentra con una campaña en las redes sociales en la que destrozan su biografía profesiona­l y personal.

En eso son expertos los de Podemos, que además utilizan un medio digital que publica lo que conviene a Iglesias, sin necesidad de que sea cierto. Algunas informacio­nes son tan disparatad­as que se descalific­an por sí mismas. Pero más que la tristement­e famosa Dina, el peligro está en las redes sociales, con expertos que trabajan para los partidos y que saben perfectame­nte pegar donde más duele y con métodos que difunden auténticas falsedades que llegan a millones de personas.

Se pone el acento en Iglesias, pero es Sánchez el responsabl­e de que hoy los periodista­s críticos sean especie a abatir

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