ENTREVISTA CON EL DIRECTOR GERENTE DEL ÁREA SANITARIA MIGUEL ÁNGEL ORTIZ DE VALDIVIELSO
En su primera entrevista desde que accedió al cargo, el responsable del Hospital de Jerez repasa cómo se está viviendo la pandemia y se muestra optimista de cara al futuro
–A punto de cumplir un año del inicio de la pandemia, ¿cómo ha cambiado el hospital?
–En unos meses ha tenido una transformación radical que ha requerido una gran adaptación. En general los servicios han funcionado perfectamente, pero es verdad que ha cambiado algo el modelo de asistencia. Quizás de cara al futuro tengamos que tener en cuenta que las circunstancias de la asistencia tanto en el hospital como en Atención Primaria se tengan que adaptar, trabajar más con el modelo de teletrabajo y con más contribución del paciente en su propio estado de salud.
–El 14 de marzo de 2020 el Gobierno decreta el Estado de Alarma. ¿Qué se sabía en aquel momento sobre el virus y cómo lo vivió?
–Empezamos en marzo esta situación y en poco tiempo se agrava, teniendo que tomar muchísimas decisiones. Ninguno conocía el alcance real de lo que podía pasar, aunque lo podíamos sospechar. Ninguno sabía qué iba a pasar con las oleadas y los más expertos buscaban como referencia las pandemias de otras épocas. Todos nos fuimos adaptando e intentamos tomar las medidas que se requerían. Los hospitales y direcciones de Atención Primaria tuvieron que hacer un esfuerzo enorme, porque la clave para manejar mejor esta situación de pandemia se descubrió que era a través del trabajo de los epidemiólogos, de rastreo, aislamiento, de medidas preventivas...
–Usted tomó las riendas de la gestión del Hospital de Jerez en mayo de 2020. ¿Cómo se lo encontró?
–Ya estábamos saliendo de la primera oleada y el hospital y Atención Primaria retornaban a una cierta normalización del funcionamiento. Había pocos pacientes ingresados, muy pocos en la UCI, el hospital recuperaba la normalidad. Ya se habían tomado medidas urgentes de unificar zonas, de crear zonas Covid. Cuando llego, el hospital tiene un periodo de tranquilidad bastante bueno y hasta agosto se activaron mucho todos los planes de normalización e incremento de actividad. El verano fue el verano con más actividad en muchos años. Tuvimos mucha actividad quirúrgica, se atendieron a muchísimos pacientes y eso nos permitió afrontar mejor la segunda oleada, que ya se preveía.
–¿Cuál ha sido el momento más crítico hasta ahora? ¿Ha llegado
–Miedo no, pero los momentos críticos han sido muy duros, y esos los hemos pasado en estas tres últimas semanas, en el hospital principalmente. El elevadísimo número de pacientes ingresados ha hecho que prácticamente día a día revisáramos nuestros planes de contingencia. Hemos llegado a tener más de 150 pacientes, y de ellos, entre 28-30 en la UCI, que son muchos. Tuvimos que suspender mucha actividad quirúrgica. La Unidad de Cuidados Intensivos tiene 17 camas, por lo que el resto se encontraba en una UCI expandida. Buscábamos camas para pacientes críticos en cualquier sitio, incluso en la reanimación post-quirúrgica, lo que nos impedía que pudiéramos operar. Sólo hemos tenido cirugía oncológica y urgente. De hecho, como no podíamos hacer toda la cirugía oncológica que necesitábamos pedimos apoyo para hacer algo en otros hospitales. Tengo que decir que la respuesta del hospital y de los profesionales ha sido absolutamente modélica, han trabajado muy bien los criterios de ingresos, la unidad de Neumo-Covid ha sido todo un éxito y ha permitido tener enfermos con cierta gravedad contenidos en una unidad normal, sin pasar a la UCI. Si hubieran pasado a la UCI probablemente no hubiéramos podido asumir tantos pacientes. Y en la UCI han trabajado francamente bien.
–¿El hospital no se ha desbordado en ningún momento?
–No ha estado desbordado ni colapsado. Hemos tenido una presión asistencial muy alta, con una UCI al 250%, pero se ha articulado muy bien. Se ha trabajado de forma ordenada, unidos, y eso ha facilitado que se hiciera una magnífica gestión de la crisis. Se han tomado muchas decisiones en un clima de trabajo y armonía. No es habitual ver que las especialidades confluyan con los mismos criterios y tan bien.
–Pero Atención Primaria sí ha vivido un colapso sin precedentes, con personal agotado, largas colas a las puertas de los centros y un sistema telefónico que no llegaba a dar respuesta a la ciudadanía. ¿Qué ha fallado?
–Cuando se inicia la primera oleada se marcan unas instrucciones desde el Ministerio de Sanidad y de la Consejería, y se marcan unas instrucciones de accesibilidad a los centros para garantizar la seguridad de los pacientes y profesionales. Los centros de salud eran espacios muy abiertos que tuvimos que blindar. Nos dieron instrucciones de atender la mayoría por teléfono y es un nuevo modelo asistencial que cuesta tanto al profesional como al paciente. Al principio se tuvo que hacer planes de accesibilidad en los centros de salud, en algunos casos no muy bien entendidos o quizás no lo hemos sabido explicar bien. Pero hemos ido mejorando, y creo que todo se va adaptando, vamos entendiendo este modelo asistencial y creo que todos están recibiendo una buena atención. Al principio hubo cierto desconcierto, pero todo se ha ido regulando.
–En el inicio de esta pandemia la falta de protección (EPI) para los sanitarios fue motivo de continuas denuncias y las donaciones de particulares fueron a paliar la ausencia de equipos facili
El hospital no se ha desbordado. Hemos tenido una presión asistencial muy alta con una UCI al 250% a sentir miedo?
tados por la Administración. ¿Cuál fue la realidad de los primeros meses para proteger a los profesionales?
–Los técnicos de Prevención de Riesgos Laborales, en base a las instrucciones que había del SAS, hacían una interpretación y ellos son los que valoran el riesgo y según esa valoración cada profesional tenía un determinado tipo de protección. Es cierto que muy al principio del todo, en toda España hubo problemas, porque también había que entender qué tipo de protección era suficiente. La industria se adaptó y hubo muchísima colaboración ciudadana. En la primera oleada hubo un problema de adaptación, pero ahora todo está normalizado, ahora todos tienen sus sistemas de protección. La pandemia nos ha hecho a todos aprender de forma acelerada, entender una nueva enfermedad, salvar dignamente la atención y en Andalucía se ha hecho un magnífico seguimiento.
–Esta falta de medios de protección que denunciaron algunos sanitarios en los primeros momentos se tradujo, según denunciaron los sindicatos, en la apertura de algunos expedientes. ¿En qué estado se encuentran y qué le parece la denuncia que hicieron los sindicatos sobre presunta persecución sindical por denunciar estos hechos?
–Yo eso no lo he vivido. Cuando me incorporo todos esos temas están resueltos. En la primera reunión que tuve con los sindicatos exigieron, de forma legítima, que hubiera garantía para todos los trabajadores, y las había; que hubiera medidas de protección con criterios técnicos, y las había. Exigieron algunas cosas, como que estaban mal los vestuarios y se han arreglado todos... Los sindicatos dentro de su legitimidad hacen planteamientos, y además, todos tuvimos que entender que había que poner más cuidado en las reuniones, en los cafés, en los grupos... Esta pandemia nos ha obligado a hacer un aprendizaje social y profesional.
–Esta crisis ha puesto de relieve que en España hacen falta médicos. ¿Cuáles son las necesidades de personal en Jerez en estos momentos?
–Hemos tenido problemas de médicos en Primaria, que cuesta y sobre todo en zonas de difícil cobertura. El área es muy compleja y hay zonas remotas o muy distantes, aisladas, que cuesta traer médicos de familia. Pero bueno, se ha resuelto más o menos bien.
Lo que nos costó encontrar fue Enfermería. Hubo un plan del SAS dando instrucciones de que lo que pudiéramos contratar para mejorar nuestra gestión asistencial se autorizaba, hasta el punto de que hubiéramos podido contratar más si hubiera habido más enfermeras. Pero también se ha resuelto bien y creo que no ha habido problema de profesionales, teniendo en cuenta que el trabajo se ha incrementado sensiblemente y en los centros de salud se ha disparado.
–¿Cómo ve en estos momentos la moral de los sanitarios? Muchos dicen que están exhaustos.
–Los profesionales han trabajado muy bien y han entendido que es un periodo en el que nos ha tocado dar más. Son profesiones muy vocacionales en las que se ha demostrado que los sanitarios lo han dado todo. Como equipo directivo les transmitimos nuestro agradecimiento porque uno se siente muy orgulloso de dirigir un área sanitaria con este nivel de trabajo y este nivel de compromiso y de esfuerzo. La gente ha trabajado, y trabaja, con dedicación, paciencia y de forma modélica.
–Tuvimos meses de aplausos desde los balcones a los sanitarios y ahora hemos vuelto a conocer que durante la pandemia han continuado los insultos y las agresiones. ¿Qué habría que hacer al respecto?
–Ha habido tensiones a las que no somos ajenos. Yo mandaría un mensaje: por favor, hay que respetar al profesional, hay que respetar su criterio, los pacientes van a ser vistos cuando les tengan que ver. Pido paciencia y respeto. Lamentablemente a veces vemos situaciones totalmente injustas con un celador, un administrativo, un enfermero o un médico, y no lo merecen. Una persona está en su derecho de pedir, pero no puede amenazar. En los sitios de más riesgo hemos puestos seguridad, pero no se puede poner en todos los centros. No podemos contemplar que un profesional esté inseguro en su trabajo, no lo podemos consentir. Estos comportamientos son intolerables. La amenaza, el miedo y la coacción a un profesional es intolerable.
–El hospital ha tenido brotes importantes, como el de Dermatología en el primer mes de crisis, Oncología, Cardiología e incluso en la UCI. ¿Cómo se ha enfrentado a estas complicadas situaciones?
–Es muy duro. Primero se analiza qué ha podido pasar, porque hay
que definir si el riesgo viene por los pacientes, por los familiares o por los propios profesionales. Por ejemplo en la UCI hubo un brote importante con creo unos 20 profesionales aislados y coincide con una situación de atención crítica a un paciente infartado, en parada y los profesionales no miraron por su seguridad, sino por salvar al paciente. ¿Qué podemos decir? Pues que arriesgan su vida por salvar a otros. No fue una imprudencia sino atender una situación urgente que obligaba a volcarse, y en ese momento no se tenía tan en cuenta las medidas de protección que hubieran precisado. Por suerte no hubo mayores incidencias. Es una realidad asistencial, un profesional de la salud tiene sus riesgos. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Minimizarlos, porque el riesgo cero no existe. En otros brotes fueron por otros motivos, por algún familiar... Y por eso pusimos controles más exhaustivos de visitas.
–¿La telemedicina funciona?
–Esta pandemia nos está demostrando que podemos modernizar el modelo asistencial, acercando los profesionales del ámbito de la Primaria y del hospital y utilizando herramientas como la telemedicina, el correo electrónico, el WhatsApp. Nos gustaría que hubiera especialistas, como Medicina Interna o Cardiología, que den apoyo a determinados centros de salud. Que el médico del centro de salud haga interconsultas telefónicas, que se facilite el contacto entre el profesional de ambos niveles. Las herramientas son muchas y se agiliza la atención, y además se evitan desplazamientos, porque al hospital tiene que venir lo que tiene que venir.
Esta pandemia nos está demostrando que podemos modernizar el modelo asistencial; hay muchas herramientas”
El brote en la UCI no fue por imprudencia sino por atender urgentemente a un enfermo en parada”