Uno de los grandes problemas es la pobreza
de los distintos ecosistemas naturales que constituyen los marcos espaciales de nuestros sistemas productivos.
Ello no significa que, de la noche a la mañana, volvamos a un estado de naturaleza prístina, sino que pongamos un especial cuidado en valorar los impactos que los cambios de uso del suelo, el desarrollo de determinadas actividades y modos de producción, puedan tener sobre el sistema territorial, entendido este como la integración del medio físico, la población, sus actividades y el resultado de las mismas.
Ello exige mantener siempre una visión holística y global sobre el sistema territorial, pues cada uno de los elementos que lo integran es susceptible de generar procesos y transformaciones en el conjunto del mismo; de ahí la necesidad de valorar todos los posibles impactos basándonos siempre en las llamadas “mejores técnicas disponibles” y en el conocimiento científico que las sustenta.
Uno de los grandes problemas para la conservación de la biodiversidad a escala planetaria es la pobreza; la evidencia empírica demuestra, como así lo he comprobado, que la mayor pérdida de biodiversidad se produce en las sociedades con grandes bolsas de pobreza, pues la supervivencia de sus miembros atiende a la explotación de los recursos disponibles independientemente de su calidad o cantidad; por regla general los países de regímenes totalitarios, como es el caso de los comunistas, son los que presentan mayores pérdidas de biodiversidad y generan mayores impactos medioambientales.
En consecuencia, la lucha contra la pobreza es la lucha a favor de la biodiversidad. Ello no exime de responsabilidad a los gobiernos de los países con economía de mercado, que deben