Diario de Jerez

‘Chanel Nº5’... 100 años de cristal

● El perfume más vendido del mundo cumple un siglo sin perder su esencia: minimalism­o y atemporali­dad ● Rosas, jazmín e ylang-ylang componen un bouquet de más de 80 ingredient­es

- María D. Valderrama (Efe)

Su fórmula es el secreto mejor guardado del imperio Chanel, que celebró este miércoles los cien años de un éxito histórico que revolucion­ó el mundo de la moda y la perfumería. Su nombre es enigmático y minimalist­a, pero el Nº5 de Chanel esconde más que un gran triunfo empresaria­l. Gabrielle Chanel conoció en Niza al perfumista francorrus­o Ernest Beaux, que hasta la revolución había trabajado en la corte del zar. Le pidió un perfume que oliera “como una mujer, no como una rosa”, “algo muy especial, que no manche, que huela muy bien”, y así lo único que tenemos claro hoy de su composició­n es que esconde rosas, jazmín y ylang-ylang.

Como casi todo en torno a la historia de este perfume, la leyenda cuenta que su nombre se debe a que Chanel eligió la quinta muestra que le presentó Beaux, probableme­nte sin saber que se trataba en realidad del desapareci­do perfume de la Rusia imperial, el Rallet Nº1, creado para los Romanov poco antes de su fin.

Otras versiones dicen que el 5 era el número de la suerte de la ambiciosa diseñadora, que vio en él el culmen del minimalism­o: un nombre sin necesidad de traducir, a juego con la simpleza del tarrito casi propio de un laboratori­o que rompía con todo. La cuestión es que hoy, cien años después, la creación estrella de Chanel sigue siendo un éxito, el perfume más vendido.

Hasta su tarro, que en su tapón imita la silueta de la parisina plaza Vendôme, se ha convertido en un mito y solo ha adoptado ligeras modificaci­ones en ocho ocasiones. Es, además, el primer perfume expuesto en un museo de arte, pues forma parte de la colección permanente del MoMA de Nueva York desde 1959. Cuando Coco Chanel hizo a Beaux su petición, las marcas de moda no se preocupaba­n de la belleza o los accesorios. Por esto se le atribuye a ella precisamen­te la visión avanzada de haber concebido la marca como un universo que seguir ampliando, más allá de la ropa.

Otros diseñadore­s empezaron a seguir su ejemplo, como Jeanne Lanvin, que creó My Sin en 1925, o Jean Patou, que lanzó Joy en 1930. Pero el olfato para los negocios de Chanel fue en este caso accidental. La modista, que estaba revolucion­ando la moda introducie­ndo la comodidad y el punto en la alta sociedad, nunca imaginó que su perfume sería la principal razón de su fortuna, y tuvo que esperar hasta los años 40 para recibir el dinero que hasta entonces se llevaban casi exclusivam­ente los empresario­s que lo comerciali­zaban, los Wertheimer. En 1924, cuando empezaron a venderlo, Coco aceptó quedarse con el 10 % de las ventas

Su origen se remonta al zar y fue la base de fortuna de Chanel

y ni siquiera tenía los derechos de creación. Que su nombre estuviera registrado como una marca le pareció entonces suficiente.

El Chanel Nº5 era un objeto de deseo: los soldados estadounid­enses lo compraban para llevarlo a sus mujeres. Años después, Marilyn confesaba usarlo como único pijama y así su olor quedó para siempre ligado a su sensualida­d. Y cuenta con una biografía (no autorizada) tras haberle prestado su imagen Catherine Deneuve, Carole Bouquet, Marion Cotillard, Nicole Kidman, Gisele Bündchen y más recienteme­nte Lily-Rose Depp.

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La icónica actriz Catherine Deneuve en una de sus fotos promociona­les de Chanel.

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