ITALIA ENTRA DE LLENO EN EL CARRO DE LOS FAVORITOS

Una presión agobiante, solidez en el área propia y acierto en la rival, los secretos de un aspirante

DECÍAMOS ayer que nos había causado una impresionante imagen de solidez la selección de Francia. Incluso hacíamos hincapié en el enorme impulso recibido con la inclusión de miembros que tenían sus ancestros en las antiguas colonias. Si ya en el Mundial de España, cuarenta años atrás, la Francia de Hidalgo encandiló con la aportación de gente como Tigana o Tressor y a continuación con pieds noirs como Zidane, ahora es tremendo.

Dicho lo cual y sin abdicar ni un adarme de cuanto opiné, hay que convenir en que también Italia se muestra como fundado aspirante a la corona continental. Recital de órdago a la grande el desgranado en el Olímpico romano para desarbolar a un equipo tan compacto como el suizo. Desde el impresionante Donnarumma, heredero indiscutible de su tocayo Buffon, hasta esa pareja de delanteros que forman Insigne e Immobile, brilló más que nadie el joven Manuel Locatelli.

Fue un hallazgo ver al lombardo estar en todas partes y marcar dos goles. Medio centro que va y viene, un todoterreno que pasa como un avión entre los rivales ya se ha metido en el olimpo de la competición para bien de su equipo, el Sassuolo, y el rechinar de dientes del Milan, el club que lo amamantó y que lo dejó ir en 2018. Fue el gran aglutinador de una squadra azzurra que, de la mano de Roberto Mancini, se postula como una de las grandes animadoras de esta Eurocopa.

Clasificada ya para octavos de final y más que posible líder de grupo, su escalón siguiente sería en Londres con el segundo de un grupo en el que sólo Holanda podría ponerle en apuros. Visto lo visto y aun a sabiendas de lo que resta por saberse, Italia se suma a los elogios que ayer dedicábamos a Francia. Pero son dos favoritos que se mueven bajo la misma filosofía de un trabajo infernal, de una sincronización perfecta y, no se olvide, de verticalidad y acierto.