El fin de la obligación de usar la mascarilla al aire libre: entre el alivio y la incertidumbre
Las mascarillas se han convertido en un complemento más de nuestro atuendo para salir a la calle. De hecho, ha sido el principal elemento de defensa frente al COVID19 que henos tenido antes de que llegaran las vacunas.
El anuncio realizado ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de la eliminación de la obligatoriedad de su uso en espacios exteriores a partir del próximo 26 de junio supone un nuevo paso más en el camino hacia la nueva normalidad.
Con esta noticia aparecen sensaciones encontradas. Por un lado, se respira cierto alivio al poder eliminar un elemento que era imprescindible, pero cuyo uso continuado llegaba a agobiar. Pero, por el otro, la incertidumbre y el miedo seguirán existiendo, por lo que dar el paso a quitarse la mascarilla no será sencillo.
Con un simple paseo por Cádiz, uno puede darse cuenta de cómo es la situación epidemiológica. Aunque su utilización es prácticamente generalizada, en la calle se puede notar una pequeña relajación debido, en gran medida, a los buenos resultados del proceso de vacunación y a la bajada de la incidencia tras la cuarta ola.
Dejar de llevar mascarilla va a suponer un cambio en muchas cuestiones. Una de ellas es que los comercios que vieron una oportunidad, ahora tendrán que adaptarse a la nueva realidad. Un ejemplo de esto es la firma Cork o’clock. Aunque su idea inicial fue, y sigue siendo, ofrecer productos elaborados con corcho, la venta de mascarillas ha sido su principal actividad a lo largo de la pandemia. La dependienta de esta marca en la calle Columela comenta que “nuestra idea es seguir manteniendo las mascarillas, pero ir reduciéndolas poco a poco”. De hecho, otros productos como sombreros, bolsos o juguetes ya van ganando terreno.